El partido entre campeonas fue entretenidísimo, de refresco grande y palomitas enormes. En su debut en Roland Garros, Garbiñe Muguruza, la ganadora de 2016, se midió a Svetlana Kuznetsova, la de 2009, y se clasificó para disputar la segunda ronda del torneo conquistando una apretada batalla (7-6 y 6-2), llena de alternativas y puntos bonitos que seguramente le ayudará en el futuro cuando aparezcan situaciones difíciles. En parte por el momento que vive la rusa (no ha ganado más de dos encuentros consecutivos en todo el año tras pasar por el quirófano a finales de 2017 para solucionar una lesión en su muñeca izquierda), en parte porque la española jugó mejor que en las últimas semanas (sobre todo en Roma, donde cayó a la primera), Garbiñe celebró el triunfo y se citó con Fiona Ferro, vencedora 6-4 y 6-2 de la alemana Witthoeft, por el pase a la tercera ronda. [Narración y estadísticas]
“Era un partido de segunda semana, pero está claro que la ganadora sale reforzada porque ha sido una primera ronda muy buena, un encuentro muy difícil”, reconoció Muguruza, que por sexta vez consecutiva inclinó a Kuznetsova. “Estoy segura de que me va ayudar porque ella es una experta aquí, y porque los últimos partidos se me han escapado con resultados difíciles, muy apretados”, recordó Muguruza, que subió a la red en 32 ocasiones, mucho más de lo habitual. “Tenía claro que no siempre iría en mi contra, que terminaría llegando una victoria así”.
En la mítica plaza de toros, una de las pistas con más encanto del mundo porque los espectadores están sentados tan cerca de los tenistas que pueden sentir sus respiraciones, sus lamentos y sus pisadas sobre la tierra, Muguruza se fue reponiendo de todas las situaciones adversas a las que se enfrentó en el duelo. Por ejemplo, la española reaccionó rápido cuando su contraria se recuperó de una desventaja de 1-3 (puso el 3-3) y le arrebató el saque inmediatamente después de perder el suyo (4-3 y servicio de Garbiñe), no perdió la concentración tras la interrupción por lluvia (con 5-5, tras dejar escapar un 5-4 concediendo otro break) y regresó a jugar arrasando en un tie-break que gobernó en blanco, sin ceder un solo punto, para hacerse con la primera manga.
Por el tenis mercurial de Garbiñe, acertada para producir un vendaval de imponentes tiros sin esfuerzo, las quejas de Kuznetsova. Durante toda la primera mitad del encuentro, la número 43 protestó porque consideró que jugar con la pista tan resbaladiza bordeaba la frontera del peligro. Pasaron 62 minutos hasta que el encuentro se suspendió durante más de una hora, con todo igualado (5-5 en el marcador, 39 puntos ganados por cada una de las oponentes), la victoria en un suspiro.
Por eso, el tiempo para pensar en el vestuario ayudó a Muguruza a firmar una reaparición impresionante: la española se hizo con el desempate de primer set, tomó ventaja pronto en el segundo y la mantuvo hasta el final, pese a todo lo que apretó la rusa. Así debutó Garbiñe en París, jugando muy bien, peleando de lo lindo y levantando los brazos camino de la segunda ronda.