“Ha sido un partido muy emocional por todo lo que me está pasando esta semana. Están siendo unos días difíciles y no es nada fácil manejar todas estas emociones en la cabeza”.
El pasado lunes, Roberto Bautista acertó a decir esas palabras después de superar en la primera ronda de Roland Garros a Denis Istomin (6-2, 6-7, 1-6, 6-4 y 6-4) en una agónica victoria que celebró lanzando un beso al cielo, un gesto que por supuesto no fue casual: Esther Agut, la madre del tenista, falleció de forma repentina el pasado lunes 21 de mayo, poniendo patas arriba la vida del jugador, que sin embargo este miércoles también resistió a Santiago Giraldo (6-4, 7-5 y 6-3) para alcanzar la tercera ronda de un torneo en el que decidió participar porque consideró que le serviría como vía de escape, pese a llegar con una herida abierta de par en par.
“Creía que lo mejor era venir aquí y dar un paso adelante, no esconderme ni quedarme encerrado, sino seguir luchando como hasta ahora lo he hecho”, explicó el castellonense, que se medirá el viernes a Novak Djokovic (7-6, 6-4 y 6-4) por el pase a octavos. “Me ayuda haber podido salir de casa y tener la mente en Roland Garros, y no en todo lo que ha sucedido. No queda otra que seguir adelante”, remarcó. “El tenis es mi vida y en cuanto he podido he vuelto a mi rutina”, siguió. “Está claro que afecta. La comida, el descanso, las discusiones, los problemas familiares… todo eso va ligado a la vida del tenista, y cuando hay problemas fuera de la pista hay que hacer un esfuerzo extra y salir a jugar en condiciones”, añadió el número el 13 del mundo. “Al menos, hoy he hecho un partido serio, compitiendo mejor de lo que me he sentido. Es cierto que las sensaciones no están siendo las mejores en pista, pero estoy jugando con mucho oficio, haciendo lo que toca. He tenido menos altibajos y he conseguido hacer un partido con una línea más o menos recta, más estable”.
Tras caer en en la segunda ronda del torneo de Madrid contra Philipp Kohlschreiber, Bautista renunció a jugar en Roma buscando recuperarse de una lesión en la cadera y se fue a descansar para preparar Roland Garros. Entonces, ocurrió lo inesperado. La sorpresiva muerte de su madre dejó al tenista ante una de las peores situaciones que puede vivir un hijo: perder a un pilar fundamental en la vida de cualquier persona.
“Lo que me ha pasado ha sido una cosa terrible, muy difícil de superar”, confesó Bautista. “He tenido muchísimo apoyo de mis amigos, de los amigos de mis padres, de conocidos… todo el mundo se ha volcado”, subrayó. “Vino mucha gente a Castellón. Es bonito ver el cariño de la gente. Al final, eso te da fuerzas y te ayuda a seguir adelante”, aseguró. “Mis compañeros españoles también han estado muy encima. He recibido llamadas, mensajes de apoyo, incluso una corona de flores de los tenistas españoles y de Rafa [Nadal]”, cerró Bautista, que estos días en París ha demostrado garra, entereza y una capacidad admirable para seguir adelante pese a todo.
En su estreno contra Istomin, el español demostró unas agallas alucinantes para rescatar una victoria dificilísima, porque estuvo a un set de la derrota después de que su contrario le ganase el segundo y el tercero (6-2, 6-7 y 1-6). Blindándose de las emociones, Bautista remontó y avanzó a la segunda ronda, donde fue capaz de jugar ante Giraldo de forma más mecánica, sin dejar que los pensamientos le comiesen terreno para darse una nueva oportunidad en dos días.
“Cada uno dirigiere las tragedias de una forma distinta”, razonó Feliciano López tras debutar con victoria en el cuadro de dobles junto a Marc López (6-3 y 6-4 a los argentinos Duran y Molteni). “Roberto es una persona brutalmente fuerte, una roca mentalmente. La prueba de ello es su carácter en la pista. Es un jugador que lucha hasta el final, vaya bien o mal. Parece que las cosas no le afectan, es muy hermético”, radiografió. “Después de lo que le ha ocurrido con su madre, el tenis le ha servido como un refugio para estar ocupado. Olvidarlo no, porque es imposible de olvidar, pero así puede estar ocupado, pendiente de entrenar, de las rutinas, de ganar o perder… eso le ha venido bien”, reiteró el toledano. “Mucha gente está sorprendida de que esté aquí compitiendo, pero se ha clasificado para la tercera ronda cuando muchos ni se plantearían haber venido a París. Es muy meritorio lo que ha hecho”.
“Sinceramente, si me pusiera en su lugar, no sé si sería capaz de poder venirme a jugar Roland Garros dos o tres días después de que ocurra algo así”, desveló Fernando Verdasco, que superó 6-3, 6-2 y 6-2 al argentino Andreozzi. “Él es una persona con unas rutinas muy sólidas, y creo que eso le ayuda a meterse un poco en su burbuja, a abstraerse de todo toque ha sucedido. Igualmente, tiene un mérito enorme venir aquí y conseguir pasar dos rondas”, repitió el madrileño, que se las verá con Grigor Dimitrov (6-7, 6-4, 4-6, 6-4 y 10-8 a Jared Donaldson). “La fuerza mental que está demostrando es digna de admirar”.
“Yo no sé cómo habría reaccionado”, dijo Feliciano, mientras se encogía de hombros. “Cuando me pasó lo de Casper [Fernández] estaba acabando en Wimbledon. Me enteré de que estaba muy malito, que le quedaban días de vida, antes de jugar el dobles. Tuve la suerte de poder despedirme de él, aunque estaba sedado”, detalló López sobre el joven tenista de 17 años, que murió en julio de 2017 por un cáncer de huesos y al que estaba muy unido. “Cada caso es distinto y no ha sido ni un padre ni una madre, pero para mí fue muy duro. No me hago a la idea de que no está aquí aún. Muchas veces digo ‘joder, ahora me preguntaría por este jugador’. Y es increíble. Por eso pienso tanto en su familia, en lo que deben estar pasando”, se sinceró. “Ahora estaría mandándome un mensaje o preguntándome cualquier chorrada de tenis, y no está aquí ya. ¿Dónde estará? Así es cómo lo siento yo”.
En París, donde este jueves Nadal buscará contra Guido Pella seguir su camino hacia la undécima Copa de los Mosqueteros, Bautista y un refugio: la competición, una forma de escapar de lo dura que a veces es la realidad.