Hubo espectadores que no llegaron a tiempo de verlo. Para alcanzar los octavos de final de Roland Garros, Garbiñe Muguruza destrozó a Samantha Stosur en una hora y dos minutos de partido (6-0 y 6-2) y se clasificó para la segunda semana de competición, territorio de ganadoras, por quinta temporada consecutiva. La española, que se medirá el próximo lunes por el pase a cuartos contra Lesia Tsurenko (6-2 y 6-4 a Magdalena Rybarikova), llega a la parte decisiva del torneo avalada por sus extraordinarias sensaciones, un termómetro más que suficiente para saber que está lista, en buena posición para asaltar la copa de campeona. De momento, frente a Stosur el sábado, la número tres jugó un tenis brillantísimo. [Narración y estadísticas]
“Sí, pero se puede jugar mejor”, avisó la española. “Una siempre piensa que va a ser un partido muy disputado y se prepara para lo peor. Puede que hoy no haya sido su mejor día, pero estoy igualmente contenta porque ha sido un partido muy bueno que he sabido controlar desde la primera bola”, celebró Muguruza, que domina ahora por 3-1 el cara a cara con su contraria. “Creo que puedo levantar el título aquí, pero también en el resto de los torneos, aunque no estoy pensando más allá de la siguiente rival. Pienso que estoy en la segunda semana porque es algo positivo, pero no mucho más allá. ¿Para qué? Pienso en Tsurenko y ya está”.
Stosur necesitó 39 minutos para sumar su primer juego del partido, poniendo fin a un 7-0 de Muguruza. Hasta ese momento, la española dominó el encuentro a placer, encontrando un buen balance entre riesgo y solidez (agresividad controlada, que es como se conoce entre los técnicos), y aprovechándose también de los errores de la australiana (terminó el partido con 20, por los nueve de Muguruza), incapaz de encadenar más de tres golpes sin mandar la pelota al limbo, facilitándole el triunfo a su oponente.
Con todo perdido, un golpe de orgullo devolvió a Stosur al cruce. La australiana, una competidora con mayúsculas que durante su carrera se ha ganado la fama de hueso duro (campeona del Abierto de Australia de 2011 y finalista de Roland Garros en 2010), le rompió el saque en blanco a Muguruza tras conseguir inaugurar su marcador (2-2) y se imaginó un encuentro nuevo, igualado y disputado de tú a tú, lo previsto antes de empezar a jugar porque la última vez que se enfrentaron (Brisbane 2017) las dos habían disputado un duelo tremendo.
Garbiñe, que en las rondas anteriores ya demostró no estar para bromas, sin altibajos y muy seria, le cerró la puerta a Stosur en toda la cara: consiguió recuperar el break nada más perderlo (3-2), ganó su siguiente juego en un suspiro (4-2) y volvió a arrebatarle el saque a su contraria (5-2), avanzando a toda velocidad hacia los octavos, aplastando a la australiana a su paso.
Con tres victorias amarradas sin sobresaltos, ni un solo set perdido, y ya metida en la zona caliente del torneo, Muguruza es 10 veces más peligrosa que cuando se estrenó en Roland Garros el pasado lunes. La historia dice que a partir de ahora la española tiene vía libre para soñar con todo, y ahí está incluido su segundo trofeo en el templo de la tierra.