Qué Rafael Nadal es un superclase nadie lo duda. Que siempre que tiene la oportunidad de ayudar a los demás lo hace es una realidad. Y que si tiene que firmar autógrafos durante horas no va a tener el menor problema en hacerlo es algo que se ve a diario en cualquiera de los torneos a lo largo y ancho del planeta. Ahora bien, si le dicen que uno de los recogepelotas de su partido es su mayor fan...
Sucedió en Roland Garros, minutos después de que el español derrotase a Richard Gasquet (6-3, 6-2, 6-2) y accediera así a los octavos de final de un torneo que ya ha conquistado en 10 ocasiones. Nadal saludó al público, se secó el sudor y cuando iba a guardar sus cosas hizo todo lo contrario.
En vez de poner su raqueta en el raquetero sacó otra de la bolsa y se dirigió a uno de los recogepelotas que habían trabajado durante el encuentro con Gasquet y le dio una de las dos. Una breve intercambio de palabras, choque de manos y a jugar. El chaval estaba completamente intimidado por el escenario, por la situación y por Nadal, pero ahí se puso a pelotear con el más grande seguramente pensando en que eso no le podía estar pasando a él.
Apenas un intercambio de dos puntos, con el público coreando cada uno de los golpes, pero sin duda una de las cosas que un recogepelotas de Roland Garros no olvidará jamás.