Está claro, la campeona quiere volver a ganar. El martes, en el primer turno de la pista central, Garbiñe Muguruza debutó en Wimbledon con una convincente victoria ante la local Naomi Broady, lógicamente la protegida del público. El 6-2 y 7-5 de la española, sin embargo, dejó muda a la grada y llevó a la número tres del mundo a la segunda ronda, donde jugará el próximo jueves contra la ganadora del Alison Van Uytvanck-Polona Hercog.[Narración y estadísticas]
El llamativo juego de Broady, que abusa de la derecha cortada, golpea el revés a una mano y poco a poco va fabricando una tela de araña, no inquietó ni un poquito a la española, que en poco tiempo ya ganaba 3-0 y tenía el encuentro muy de cara, bien controlado. A la británica, invitada por la organización para disputar el cuadro final del torneo, se le pasó volando la primera manga, casi sin darse cuenta, y quiso hacer cosas distintas en la segunda buscando un cambio de rumbo en el cruce.
Frente a la agresividad de Muguruza, que entró a matar en cada bola, Broady optó por mezclar aún más sus tiros, complicándole a su contraria la lectura de los intercambios. Hasta el 5-5, la británica jugó con inteligencia, transformando sus buenas ideas en decisiones letales sobre la pista. Llegados a la zona decisiva del duelo, claro, la aspirante se desinfló y pasó lo normal: Garbiñe, que defiende el título en Wimbledon, se le echó encima para cerrar su pase a la segunda ronda.