Marin Cilic, número tres del mundo y finalista de Wimbledon el año pasado, ya no juega en el tercer Grand Slam de la temporada. El jueves por la mañana, Guido Pella venció en la segunda ronda del torneo al croata (3-6, 1-6, 6-4, 7-6 y 7-5), que el día anterior se marchó a dormir con una clara ventaja (6-3, 6-1 y 3-4 de su rival) cuando el partido se suspendió por lluvia y que en la reanudación encajó una decepcionante derrota que no esperaba. Cilic, campeón de Queen’s hace unos días y uno de los grandes favoritos para levantar la copa en Wimbledon, se marchó de Londres por la puerta de atrás y su eliminación reafirmó el peligro de jugar en hierba, la superficie más imprevisible de todas y la más abierta a los resultados inesperados.
“Está claro que juegas bien en césped”, le dijo un periodista a Cilic en la rueda de prensa posterior a su derrota. “¿Crees que es la superficie más peligrosa de todas? ¿Crees que es la superficie en la que pueden ocurrir más sorpresas?”, preguntó. “Sí, seguro”, respondió el tenista. “Puedes enfrentarte a rivales que sacan muy bien, fallar más tiros de lo habitual o ceder tu servicio y terminar perdiendo el set, y luego el partido”, añadió. “Hoy no me sentía cómodo golpeando la bola, no tenía precisión. Lógicamente, es una gran decepción perder en la segunda ronda porque había jugado muy bien las últimas semanas, pero así es la hierba”, zanjó el campeón de un grande.
“La hierba es donde menos jugamos y donde los partidos se deciden en muy pocos puntos”, reflexionó Rafael Nadal, vencedor 6-4, 6-3 y 6-4 del kazajo Kukushkin y clasificado para la tercera ronda, donde le espera el australiano de Miñaur. “Normalmente, en tierra batida hay más puntos en juego. Si uno es mejor que otro, y se disputan todos los intercambios, ese uno tiene más posibilidad de repetir los puntos”, prosiguió el número uno mundial. “En hierba estás abierto siempre a la sorpresa si no tienes un gran servicio. Te puedes enfrentar a alguien que saque muy bien, que sea muy agresivo al resto y de repente, en tres chispazos, te vas a casa”, insistió. “Sí, es la superficie donde puede haber más sorpresas”.
“Obviamente, en los partidos sobre hierba todo ocurre mucho más rápido que en tierra o en cualquier otra superficie”, apuntó Novak Djokovic, que arrasó 6-1, 6-2 y 6-3 a Horacio Zeballos y también llegó a la tercera ronda. “Por eso, es muy importante estar alerta en todo momento”, cerró el serbio. “Mucha gente viene a Wimbledon sin partidos en hierba, y esta superficie necesita rodaje”, le siguió Feliciano López, al que Juan Martín del Potro venció 6-4, 6-1 y 6-2 en un cruce lineal, que el español cedió sin oponer resistencia. “Prácticamente no jugamos nada en césped y es difícil. Y si encima cada encuentro se decide por pequeños detalles…”.
La gira de hierba empieza el día después de la final de Roland Garros y se compone de tres semanas (seis torneos masculinos y cinco femeninos) y Wimbledon. En ese corto espacio de tiempo, los jugadores deben adaptarse a una superficie difícil, que incluso teniendo bajo control puede llegar a convertirse en una trampa mortal. Ni los mejores tenistas del mundo sobre césped, y esa clasificación la lidera Roger Federer (juega este viernes contra Jan-Lennard Struff), están a salvo de sufrir una derrota sin comprender el motivo.
Así es la hierba, la superficie sobre la que se juega el torneo más prestigioso del mundo, la superficie más enigmática de todas, la superficie que pone patas arriba los galones de los favoritos y que le resta importancia a esa condición ganada a pulso.