“Debería hacerme un chequeo médico porque comencé a ver alucinaciones”.
La frase la firmó Andy Murray en su última publicación de Instagram para despedirse de Nueva York tras caer eliminado en la segunda ronda del Abierto de los Estados Unidos y estuvo cargada de veneno. El miércoles, Fernando Verdasco se impuso 7-5, 2-6, 6-4 y 6-4 al británico en un durísimo cruce de 3h23m que acabó con el primero clasificado para la tercera ronda (le espera Juan Martín del Potro, vencedor 6-3, 6-1 y 7-6 de Denis Kudla) y con el segundo muy enfadado: Murray entendió que su rival había infringido las reglas durante el partido aprovechándose de la novedosa regla del calor.
“Fui a darme una ducha y Verdasco un baño de hielo”, se arrancó el británico, revelando lo que ocurrió durante los 10 minutos de descanso que los jugadores tuvieron entre el tercer y cuarto set. “Al volver, su entrenador estaba hablando con él. Se supone que eso es algo que no tenemos permitido, así que fui a decírselo al supervisor. He leído las normas y nos han dejado claro que no podemos hablar con nuestros entrenadores”, prosiguió el campeón de tres grandes. "Mi entrenador fue a preguntar cuáles eran las reglas y nos dieron un papel donde venía todo explicado. Aunque en esa hoja tampoco hay indicaciones claras. No sabía ni si podía mirar mi teléfono porque no viene nada al respecto. Debería haber un protocolo claro sobre qué se puede hacer o no durante esos 10 minutos”.
“Cuando he llegado a las bañeras de hielo estaban Baghdatis y su entrenador”, se defendió luego Verdasco. “Me he metido ahí cinco minutos, lo que me ha dado tiempo. Allí estaba el chico con el reloj, que te avisa del tiempo que te queda, y otro de los supervisores del torneo. Nacho [Truyol] ha ido al baño, me lo he cruzado y no hemos hablado ni una palabra. Quizás, Murray ha pensado que estábamos hablando, pero no”, insistió el madrileño. “Es cierto que el técnico de Baghdatis me ha preguntado algo en español y le he contestado, pero si hubiese hablado con mi entrenador el supervisor me lo habría dicho”, reiteró. “No sé por qué lo ha dicho, pero sí sé que lo he hecho bien: conozco la regla y no he hablado con nadie”.
Murray jugó el encuentro avisado del peligro que corría ante Verdasco, pese a haber ganado 13 de los 14 partidos previos. Limitado por la cadera, que ha puesto patas arribas su carrera tras operarse el pasado mes de enero en Melbourne, el británico se enfrentó a un tenista en estado de gracia al que no tuvo forma de detener: con un tenis desbordante, el español disparó más de 50 ganadores para mandar a su oponente a la lona sin que lo sucedido en el vestuario durante la pausa de 10 minutos tuviese la mayor importancia.
Lo sabe Verdasco, pero también Murray: posiblemente, el resultado sería el mismo incluso si el español hubiese hablado con su entrenador.