Rafael Nadal no jugará la gira asiática porque necesita más tiempo para recuperarse de la lesión que sufrió en el tendón rotuliano de la rodilla derecha durante el pasado Abierto de los Estados Unidos. Así, el español anunció este miércoles su renuncia al torneo de Pekín (desde el 1 de octubre) y al Masters 1000 de Shanghái (desde el 7) y la baja provocó dos consecuencias inmediatas: el tenista no podrá defender los 1.100 puntos que logró la temporada pasada (título en Pekín y final en Shanghái) y pondrá en peligro el número uno del mundo. Por primera vez en todo el año, Novak Djokovic tiene la posibilidad de arrebatarle la cima de la clasificación al campeón de 17 grandes.
Nadal viajó a Barcelona el pasado lunes para ver a Ángel Ruiz Cotorro, su médico de confianza, y tomar una decisión definitiva sobre su calendario. El mallorquín, obligado a dar un paso al lado en las semifinales de Copa Davis entre España y Francia, se mantuvo alejado de las pistas desde la retirada del 7 de septiembre ante Juan Martín del Potro en las semifinales del último grande del curso y siguió las instrucciones de sus doctores para recuperarse.
Durante estos días, el balear ha cumplido con el reposo que le habían impuesto, cambiando Mallorca por Cannes (estuvo en el festival de yates anual) y la raqueta por su barco, con el que salió a navegar el pasado fin de semana aprovechando los últimos días del verano.
A más de 10 días del comienzo de Pekín, el mallorquín no apura porque no está listo para volver a jugar. Tras saltarse la gira asiática, a Nadal le quedan dos torneos antes de terminar su 2018: el Masters 1000 de París-Bercy (a partir del 29 de octubre) y la Copa de Maestros, que reunirá en Londres a los ocho mejores jugadores del año desde el 11 de noviembre.