Es el legendario Stan Smith quien busca a Carlos Moyà. Ocurre el sábado por la mañana en el hall del National Tennis Center, la instalación que la federación australiana tiene en el interior de Melbourne Park. El entrenador de Rafael Nadal está sentado en un sofá buceando en su iPhone cuando el estadounidense se acerca a saludar. Comienza entonces una conversación que dura cinco minutos. Se oye a Smith preguntar por la final entre el español y Novak Djokovic, que este domingo se juegan el título del Abierto de Australia. Se escucha al ex número uno del mundo interesarse por el campeón de 17 grandes, por su nueva mecánica de servicio y las ventajas que está sacando del cambio.
Tras el apretón de manos que marca la despedida nace otro diálogo que capitaliza ese nuevo gesto para poner la pelota en marcha. Horas antes del partido de los partidos (27-25 para Djokovic), EL ESPAÑOL junta a Moyà y Francis Roig, dos de los técnicos de Nadal, para que discutan las claves de la final entre los dos mejores jugadores del planeta.
Carlos Moyà. Rafa tiene que ser agresivo, pero también cambiar el ritmo y las alturas. Obviamente, tiene que sacar bien y tener un buen día, estar inspirado. Si los dos juegan a su nivel, probablemente será un partido parecido al de Wimbledon: un encuentro de cinco horas decidido por tres puntos clave.
Francis Roig. Se va decidir por pequeños detalles, puntos importantes que van a contar mucho. En Wimbledon, hace unos meses, creo que Nadal fue un pelín superior, pero no ganó los puntos importantes que realmente cuentan. Es muy importante el primer set. Cuando Djokovic va por arriba en el marcador, tiene mucha mejor cabeza y puede ofrecer un nivel superior. En general, diría que Rafa tiene un poquito más de actitud cuando las cosas no le van bien. Creo que el primer set puede ser más decisivo si lo ganara Nadal.
C.M. Rafa está jugando a muy buen nivel. Quiero creer que va a tener sus opciones de ganar. Se me hace complicado hablar del pasado porque no lo he visto tan de cerca, pero desde que estoy con él esta versión de pista rápida es la mejor que le he visto.
F.R. Sí, de las mejores. A Djokovic hay que ganarle haciéndolo prácticamente todo bien, y más en una final de Grand Slam. Rafa tiene que sacar y restar bien, jugando con paciencia y determinación. A Novak es complicado que le gane a tiros, se le gana corriendo mucho. Por eso, no debe perder nunca la paciencia. Hay que variar bastante técnicamente, sin entrar al choque todo el rato, cambiándole las alturas y tirándole bolas por el centro para que no pueda invertirse con la derecha.
C.M. El nuevo saque es una variable que debemos tener en cuenta. Djokovic también ha mejorado cosas. Son jugadores que están en continua evolución.
F.R. Djokovic también está sacando mejor, pero creo que todavía no está al nivel de juego que tenía cuando era casi invencible, hace unos años.
C.M. El cambio de Rafa con su saque es importante en esta final.
F.R. Sí, el saque le puede ayudar mucho contra Djokovic. Durante todo el torneo ha sido clave, pero más ahora que tendrá al otro lado de la red a un rival al que es difícil ganarle puntos desde el fondo. Necesita aire con su servicio. Ahora es cuando el saque le puede hacer ganar la final. Si Rafa no se encuentra presionado al resto, o si siente que saca juegos adelante sin problemas, le animará a estar más suelto. Es la variante más importante de todas. Se conocen mucho los dos y es difícil sorprender, aunque quizás con esto lo logre.
C.M. Por otra parte, no creo que el factor mental vaya a pesar demasiado. Si eres del equipo de Rafa y quieres encontrar cosas positivas, lo podrás hacer; y si eres del equipo de Djokovic también. Es una rivalidad entre dos jugadores grandísimos. Nadal le ha ganado en pista dura, aunque sea la superficie favorita de Nole.
F.R. En la final de 2012 venía tras un año en el que había perdido muchas finales seguidas. Fue una pena. Rafa tuvo una pelota con 4-2 y 30-15 que le dejaba prácticamente con 5-2. Podía haber cambiado la historia. Posiblemente, ese partido sea parecido al que se pueda ver este domingo.
C.M. En cualquier caso, perder no es un golpe. El golpe habría sido no jugar o lesionarse, como el año pasado. No podemos olvidar que hace dos meses y medio estábamos entrando al quirófano, sin saber si llegaríamos a jugar aquí. Todo ha ido muy bien, sin contratiempos durante el camino, pero lo peor son las lesiones. De una derrota te recuperas y de una lesión también, pero el desgaste es mayor.