Mischa Zverev se enfrenta este martes a Rafael Nadal en la primera ronda del torneo de Acapulco, el segundo que juega el español esta temporada tras caer en la final de Abierto de Australia. El campeón de 17 grandes, que la semana pasada inauguró en Costa Mujeres el primer Rafa Nadal Tennis Centre de mundo, tiene por delante una gira de tres torneos (Acapulco, Indian Wells y Miami) que el año pasado se perdió por una lesión en el psoas-ilíaco de su pierna derecha.
Antes del estreno ante el mayor de los Zverev, EL ESPAÑOL repasa las cinco claves de la gira, compuesta por un evento de categoría 500 y dos Masters 1000 ATP.
ARRANQUE DE 2019 CASI FULGURANTE
Tras más de cuatro meses alejado de las pistas por tres lesiones distintas (rodilla derecha, abdominal y muslo izquierdo) y una operación (pie derecho), Nadal se plantó en Melbourne exhibiendo importantes cambios en su juego (nueva mecánica de saque y mayor apuesta por la agresividad) que escoltaron su camino hacia la final del Abierto de Australia, destrozando rivales a ritmo de rock and roll. En la final, sin embargo, el mallorquín se encontró de frente con una realidad evidente desde el primer punto del partido: Novak Djokovic y un ritmo de crucero muy superior al del campeón de 17 grandes.
UNA SOLUCIÓN PARA DJOKOVIC
Después de caer en la final del Abierto de Australia con Djokovic, la primera de su carrera cedida sin ganar ni un solo set, Nadal habló claro. “No he tenido la capacidad de buscar una solución extra a lo que el partido me llevaba, que era la excelencia total de su juego. Para competir al nivel que él me ha exigido necesitaba un extra de físico, de velocidad y de recuperación de bolas para hacerle sentir que esos golpes maravillosos tenían una respuesta”. Así, y al volver a los entrenamientos en Manacor, el balear puso el acento en recuperar lo que le había faltado en el cruce ante Nole en Melbourne, pensando en enfrentamientos futuros con el serbio y en rivales de la máxima exigencia.
UNA GIRA EN BLANCO
En 2018, el español renunció a jugar en Acapulco en el último momento tras recaer de la lesión en el psoas-ilíaco de su pierna derecha, que le obligó a retirarse de los cuartos de final del Abierto de Australia semanas antes. Como consecuencia de ese problema, Nadal se perdió toda la gira estadounidense (los Masters 1000 de Indian Wells y Miami) y regresó a la competición en la eliminatoria de Copa Davis entre España y Alemania, a las puertas de la temporada de tierra batida (Montecarlo, Barcelona, Madrid, Roma y Roland Garros). Por tanto, el número dos del mundo se enfrenta a tres torneos en los que solo podrá sumar: en total, hasta 2500 puntos limpios para su ranking, aunque hace unas semanas deslizó en Melbourne la idea de reservarse y no jugar en Miami si las cosas le van bien.
ÉXITOS PASADOS
104 victorias y 23 derrotas. Ese es el balance total que posee Nadal sumando sus participaciones en Acapulco (se jugaba sobre tierra batida hasta 2013), Indian Wells (se ha hecho con tres títulos) y Miami (suma cinco finales perdidas, es uno de los pocos Masters 1000 que jamás ha podido conquistar). No es ningún secreto que históricamente el español se ha encontrado muy cómodo en ese tramo del año, tomando impulso para el resto del curso y ganando confianza antes de mancharse los pies de arcilla.
TIERRA A LA VISTA
Sin dejar de lado la gira de pista rápida, lógicamente, Nadal sabe que su parte más importante del año comenzará el 14 de abril en Montecarlo y terminará en junio, en Roland Garros. Durante esos meses, que componen la gira de tierra batida europea, el español pone en juego 4680 puntos de los 8320 que tiene actualmente, y la posibilidad de hacer más grande su leyenda sobre la superficie más lenta del mundo. Con la exigencia que supone jugar tantos partidos en tan poco tiempo (cinco torneos en menos de dos meses), ¿se planteará Nadal descartar uno de las tres citas que tiene por delante en pista rápida en Acapulco, Indian Wells y Miami para guardar energías pensando en la tierra?