En una pista abarrotada, con un público ansioso por ver de vuelta a Rafael Nadal en Acapulco, el español debutó en el torneo mexicano ganando 6-3 y 6-3 a Mischa Zverev en un partido plano, sin brillantez ni maravillas de la suyas. Por encima de la victoria, sin embargo, una duda resuelta: la muñeca izquierda del número dos del mundo, que había puesto en peligro su participación en la cita, le permitió jugar durante más de una hora sin problemas para llegar a los octavos de final, donde este miércoles le espera Nick Kyrgios (6-3 y 7-5 al italiano Seppi). Esa, claro, es otra historia.
“Por suerte estoy más o menos bien”, se arrancó Nadal tras la victoria. “El tratamiento que hemos hecho estos días para la muñeca ha funcionado. Afortunadamente, no fue nada importante, simplemente muy doloroso durante un tiempo”, prosiguió el mallorquín, que como avanzó este periódico tomó la decisión de jugar el torneo tras entrenarse el lunes con David Ferrer. “Tuve que retrasar mi rueda de prensa hasta ayer por la noche para no tener que mentir. No sabía qué decir antes de conocer si la muñeca había evolucionado de la manera que esperábamos”, reconoció el tenista. “No quería decir que estaba todo bien, que iba a jugar, y que luego ocurriese lo del año pasado”, cerró Nadal, obligado a retirarse en 2018 a última hora tras recaer de la lesión en el psoas-íliaco que le dejó KO en los cuartos de final del Abierto de Australia.
Nadal no buscó florituras. Tras un mes parado, desde que cayó en Melbourne ante Novak Djokovic en la pelea por el título, el español regresó a la competición en Acapulco jugando un tenis práctico que le sirvió para imponerse a Zverev. El alemán, que no atraviesa su mejor momento (76 del mundo), salió decidido a insistir en su idea de lanzarse a la red para atacar ahí el triunfo. Y en esa zona de la pista, territorio de jugadores valientes, se le escapó con vida el balear, obligado irremediablemente a subir el nivel cuando se enfrente el miércoles a Kyrgios (3-2 en el cara a cara) por una plaza en cuartos de final.
“No ha sido un partido fantástico, como era de esperar llevando el tiempo que llevo sin competir y con el problema de la mano”, reflexionó Nadal. “Era un día para ganar como fuera y espero que el partido me haya servido para ponerme un poco más en forma”, añadió el español. “Nick [Kyrgios] es como es. Todos sabemos que es un jugador de un nivel altísimo, pero le ha costado hasta el momento mantener una regularidad. Eso no cambia el talento que tiene”, avisó. “Será un partido muy complicado, y más siendo en segunda ronda. Habrá que estar preparado para sufrir y pelear, y estar muy concentrado en todo momento”.