El domingo, un huracán en el desierto. Rafael Nadal debutó en el primer Masters 1000 de la temporada llevándose por delante a Jared Donaldson, que solo pudo sumar dos juegos en los 72 minutos que duró la segunda ronda de Indian Wells. La victoria del español (6-1 y 6-1) confirmó tres cosas: que ha olvidado la eliminación de Acapulco ante Nick Kyrgios, que la semana de entrenamientos en California le ha venido fenomenal y que si las cosas no se tuercen debería estar en las rondas finales del torneo, peleando por levantar su cuarto título.
“En Acapulco tuve el problema en la mano durante los días previos al inicio del torneo”, recordó Nadal, que se hizo daño en la muñeca derecha mientras se entrenaba en Costa Mujeres. “Mi preparación fue trabajar solo en cosas especificas, no tuve la oportunidad de jugar sets entrenando. Todo se volvió más difícil, pero me encontré jugando más o menos bien después de lo que ocurrió”, prosiguió el mallorquín. “Aquí he podido tener una buena semana de entrenamientos, jugando algunos sets y trabajando en cosas que necesitaba. Espero estar listo para el torneo. Hoy ha sido un paso muy positivo para mí”, cerró el número dos, citado el martes con Diego Schwartzman, vencedor 6-3 y 6-1 de Roberto Carballés.
“Ha sido un partido muy bueno”, celebró Francis Roig, uno de los entrenadores del tenista. “Tenía muchas esperanzas puestas en que jugase bien, y es lo que ha ocurrido. Ha sido muy agresivo, tanto con la derecha como con el revés. Le salía la pelota muy limpia. Y ha estado muy concentrado durante todo el encuentro, sin lapsus”, continuó el técnico catalán. “Nos vamos tras un debut fantástico, pero hay que seguir”.
Nadal arrancó disculpándose con Donaldson. “Lo siento porque he llegado tarde”, le dijo el español a su rival en el túnel de vestuarios. “Es que pensaba que jugábamos a las ocho, y no a las seis”, añadió el campeón de 17 grandes entre risas, que una vez puso un pie en la pista se exhibió jugando de línea en línea, golpeando la bola con la misma intención que en su camino hacia la final del pasado Abierto de Australia, donde se presentó a lomos de una versión más ofensiva que nunca.
Donaldson, en cualquier caso, hizo muy poquito para inquietar al español. Con la tranquilidad que le dio su primer saque (85% de los puntos ganados con ese servicio), Nadal se hizo con la victoria sin ceder ni una sola pelota de break, mordiendo al resto y gustándose camino de la tercera ronda del torneo.