A veces, 46 minutos dan para mucho. Serena Williams comenzó arrasando a Garbiñe Muguruza en su partido de tercera ronda en Indian Wells (3-0 de entrada), pero acabó retirándose tras encajar un 7-0 de parcial (de ese 3-0 a 3-6 y 0-1). Aunque la razón oficial del abandono fue un virus, sobre la pista la estadounidense se movió con desgana, por momentos mareada, y fue incapaz de explicar con claridad lo que le estaba ocurriendo cuando la médico del torneo acudió en su ayuda, poco antes de sacar bandera blanca. En octavos, Muguruza se enfrentará con Kiki Bertens (7-6 y 6-4 a la británica Konta) confiando en que el triunfo del domingo ante Serena sea el punto de inflexión que lleva tiempo buscando.
“Al final del primer set vi que no se sentía muy bien, pero ella comenzó a jugar muy bien al principio, muy agresiva con su saque y dominando con sus tiros”, dijo Muguruza, que no ganaba a una top-10 desde febrero del año pasado, cuando venció a Caroline Garcia en Dubái. “Tuve que adaptar mi posición en la pista y la manera en la que estaba pegándole a la pelota. Cuando lo hice, me sentí mucho más cómoda para jugar mi tenis”, añadió la española. “Es una sensación extraña porque siento que no gané el punto de partido, pero voy a quedarme con la parte positiva: jugué un buen set y ahora tengo la oportunidad de enfrentarme a rivales mejores”.
Desde hoy, Muguruza tiene empatado el cara a cara con Serena (3-3) y eso tiene mucho mérito. Hay pocas a las que Williams no domine el historial de enfrentamientos, pocas que se hayan ganado el respeto de la estadounidense, provocando un espíritu de revancha en cada nuevo cruce, y muy pocas que hayan tumbado a Williams en la final de un Grand Slam. Con 25 años, Garbiñe ha hecho todo eso, aunque ahora lleve más de una temporada sin encontrarse (un solo título en 12 meses, número 20 del mundo), dando tumbos y muy lejos de parecerse a la jugadora que fue hace muy poquito.
“El ranking no es tan importante”, avisó Muguruza. “Va a sonar raro, pero no lo miro, no me importa. Obviamente, es mejor si estás más arriba, pero por ejemplo hoy me he enterado de que Serena es la número 10”, reconoció. “Es algo que a nadie le importa. Te mides con buenas jugadoras y se trata de salir y ganar. Por supuesto, quieres estar más arriba porque significa que estás siendo consistente, pero me siento bien”, insistió. “El año pasado tuve menos resultados, pero he trabajado mucho en mi condición física y en mi tenis. Trabajo duro para volver y ser más fuerte”.
Tras superar a una Serena desnortada, Muguruza se mide a Bertens el martes. Bien podría ser un cambio de papeles: la holandesa es hoy una de las mejores del mundo (número siete) y Garbiñe está luchando por recuperar el estatus que ha perdido de decepción en decepción.