Sí, ya es toda una obviedad imposible de ocultar: Rafael Nadal está en problemas. El sábado, Dominic Thiem eliminó 6-4 y 6-3 al español en las semifinales del Conde de Godó, cerrándole el camino hacia una duodécima copa de récord. Así, la estadística dice que Nadal llegará al mes de mayo sin títulos por primera vez en su carrera, pero hay algo todavía más preocupante: aunque haya ido mejorando día a día en Barcelona, lo que es todo un logro viendo cómo abandonó Montecarlo, el campeón de 17 grandes no se encuentra. [Narración y estadísticas]
Es algo que viene ocurriendo desde hace tiempo, pero se confirmó en el Godó: a falta de ver qué dice Novak Djokovic en las próximas semanas, el austríaco es el rival más peligroso que Nadal puede encontrarse sobre tierra batida. En Barcelona, además, Thiem chocó con la versión más débil del español en arcilla en mucho tiempo, poco definitivo, errático en los peloteos y desposeído de su golpe de derecha, un tiro fundamental para enfrentarse a un contrario de la entidad del número cinco.
En la primera media hora de partido, Nadal cometió cuatro dobles faltas en sus tres primeros juegos al saque. Eso le costó un break y le metió un buen problema. Mandando 4-2, Thiem abrió las alas y jugó libre. Si el comienzo del duelo estuvo marcado por un tenista decidido a pelear de tú a tú por la victoria, el jugador que le dio el relevo fue otro con un repertorio potente, Nadal evidenció muy pronto que con su drive actual, muy alejado del arma que le ha acompañado en las grandes conquistas sobre tierra, no iba a hacerle ni un poquito de pupa a Thiem, que sin esfuerzo se montó encima de la bola del español para devolverle un estacazo tremendo, fabricando tenis a machetazos.
Con 4-2 en el primer parcial, la grada silenciada ante el vendaval ofensivo de Thiem, el número dos anuló cuatro pelotas de break y se lanzó a intentar una remontada que no culminó. Esa demostración de resistencia, sin embargo, le valió para engancharse de refilón a la semifinal, pese a ceder la primera manga.
Con todo en contra, Nadal arrancó el segundo set abortando otros dos puntos de rotura y vivió sus 20 mejores minutos en el partido con la esperanza de darle la vuelta. Eso no ocurrió: Thiem se hizo con la victoria demostrando que el mallorquín está en crisis.