Lo fácil ya está hecho, ahora viene lo complicado. El martes, Rafael Nadal debutó en Wimbledon venciendo 6-3, 6-1 y 6-3 a Yuichi Sugita y se citó con Nick Kyrgios (7-6, 3-6, 7-6, 0-6 y 6-1 a Jordan Thompson) por el pase a la tercera ronda. Aunque el campeón de 18 grandes ofreció una buena imagen en su primer encuentro en hierba en casi un año, bastante avanzado su proceso de adaptación a la superficie, una segunda ronda con el australiano es dinamita pura: cuatro meses después de perder en Acapulco con su próximo rival, desencadenando un tira y afloja verbal que Kyrgios se ha encargado de alimentar cada poco tiempo, el español tiene por delante un desafío muy grande y muy pronto. Será en la segunda ronda de Wimbledon, pero bien podría haber sido en la segunda semana de competición. [Narración y estadísticas]
"He tenido unos 50 minutos difíciles al principio”, reconoció Nadal tras la victoria. “Perdí unos 11 puntos seguidos y estuve una situación de casi 3-0. Dos breaks en hierba es un gran problema, pero conecté algunos saques buenos y salvé la situación”, prosiguió el número dos. “Luego, el partido cambió mucho”.
En su estreno, Nadal se fue al suelo en el primer punto del partido. Un resbalón al sacar acabó con el español tumbado sobre la hierba tras una caída fea, con la rodilla derecha en una posición antinatural. El susto desconcertó al tenista, que no volvió a meter un primer saque en todo el juego, que cometió un par de errores extraños y que terminó cediendo su servicio para darle alas a Sugita, inesperado dominador del cruce.
En un momento, el arranque se puso muy cuesta arriba para Nadal, que se encontró 0-2 y 0-40 después de entregar 11 puntos consecutivos. Con la cabeza todavía en el batacazo, el mallorquín sufrió para engancharse al ritmo del duelo, marcado por la velocidad que Sugita le imprimió a sus golpes desde el fondo de la pista. Ante ese panorama, amenazado por un segundo break, a Nadal se le activó el instinto de supervivencia y el duelo cambió, dando un vuelco tremendo.
Desde el 2-0, Sugita solo pudo ganar otros dos juegos más antes de ver cómo Nadal se colocaba a un set de la victoria (de 0-2 a 6-3 y 6-1). El japonés, rodado en la fase previa del torneo, demostró maneras de buen jugador sobre hierba. No es casualidad, claro, que haya alcanzado la única final de su carrera en el circuito ATP en césped (Antalya 2017). Sin embargo, una vez el número dos se puso serio, jugando con tranquilidad y decisión, a Sugita se le terminó la cuerda.
Ahora, a Nadal le viene una curva pronunciada: Kyrgios no solo es un reto tenístico, también es uno mental. “Juego contra un jugador muy peligroso cuando quiere jugar al tenis”, avisó el español. “Normalmente contra los mejores jugadores quiere jugar al tenis. Y cuando eso sucede… es un oponente muy complicado”.