Es imposible de creer, pero volverá a ocurrir. El próximo viernes, Rafael Nadal (7-5, 6-2 y 6-2 a Sam Querrey) y Roger Federer (4-6, 6-1, 6-4 y 6-4 a Kei Nishikori) se enfrentarán en las semifinales de Wimbledon. La pareja de rivales más importante de todos los tiempos, que hace unas semanas midió fuerzas sobre la tierra batida de Roland Garros, se encontrará dentro de dos días en la hierba de la Catedral para revivir la histórica final que protagonizaron en 2008, y que muchos consideran el mejor cruce de siempre. Enzarzados en una pelea por terminar con mayor número de torneos del Grand Slam, será la primera vez desde que los dos son alguien en el circuito que se enfrenten con tan poca distancia (20 del suizo, 18 del español). [Narración y estadísticas]
Para alcanzar los cuartos de final de Wimbledon, Querrey disparó 100 aces, más que nadie en todo el torneo. Por eso, los esfuerzos de Nadal en la preparación del encuentro estuvieron enfocados en la misma dirección: cómo desmontar el servicio del estadounidense para evitar vivir angustiado, con la soga al cuello, y esquivar el desempate en cada set para no jugarse la clasificación en un par de detalles, que contra un sacador como el estadounidense supone cruzar las líneas rojas de la zona de peligro.
Con una idea bien clara para restar a su rival, Nadal tardó dos juegos en arrebatarle el saque a Querrey. En su primer turno de servicio, el estadounidense disparó un par de aces; en el segundo, encajó un break que posiblemente no esperaba, y que irremediablemente condicionó el resto del encuentro porque el número dos mundial le mandó un mensaje claro: sé la manera de destrozar tu mejor arma.
Con todo bajo control, Nadal desperdició tres puntos de set al resto (5-3) y otro más con su saque (5-4). De repente, el español encajó un break y el encuentro se igualó (5-5). De una primera manga sin curvas se pasó a otra enrevesada en la que Querrey peleó de derechazo en derechazo para llevara a su oponente al desempate, su zona de confort, el terreno en el que mejor se desenvuelve.
Entonces, lo de siempre: una reacción de Nadal, espoleada por una exhibición de reflejos al resto, le devolvió el break que Querrey le había quitado minutos antes. Sufriendo, el español ganó el primer parcial. Y entonces, el partido se terminó.
En un fabuloso arreón, Nadal selló su pase a la siguiente ronda ganando los dos siguientes sets a bocados, con un tenis agresivo (41 ganadores) y decidido para volver a las semifinales de Wimbledon.