Nunca la carrera por ser el mejor de todos los tiempos estuvo tan apretada. Roger Federer (20 torneos del Grand Slam), Rafael Nadal (18) y Novak Djokovic (16) disputarán desde el próximo lunes 26 de agosto el Abierto de los Estados Unidos con algo muy claro: el último grande de la temporada puede jugar un papel fundamental en la encarnizada pelea por la eternidad que los tres mantienen desde hace años. Por primera vez, las distancias entre los integrantes del grupo al que el mundo bautizó como The Big Three están reducidas a mínimos históricos: Federer sigue dominando, pero Nadal le pisa los talones al suizo y Djokovic ya divisa al español.
En Nueva York, desde el próximo lunes, un juez sin toga ni campanilla: el US Open contará doble en la batalla por un título que no tiene trofeo, pero que es anhelado como muy pocos. Ser el mejor tenista de siempre no es cualquier cosa.
“Yo no lo siento así, es otro Grand Slam más”, dijo Nadal el viernes en su primer encuentro con los periodistas, celebrado en la pista Louis Armstrong. “No veo el tenis solo de esta manera. Llego aquí y lo que me ilusiona es darme la oportunidad de competir bien para tener opciones de aspirar a lo máximo. Es por un tema personal mío, no porque el otro tenga 20 o 18. Cuando veo ese objetivo no pienso en la historia, pienso en mi historia. Y mi historia pasa por intentar jugar bien otra vez en el Abierto de los Estados Unidos”.
“He estado jugando bien en Grand Slam”, le siguió Federer. “La victoria sobre Rafa en las semifinales de Wimbledon fue importante para mí. También la final contra Djokovic. Ser parte de un partido así y jugar de esa forma me darán algo de confianza extra”, añadió el número tres mundial. “Podría ser algo bueno haber perdido pronto en Cincinnati. Quizás, es una de esas cosas que tienen que ocurrir. Tal vez, necesitaba perder para levantarme y ponerme a entrenar duro. Eso fue lo que hice. Y estoy listo para el torneo. Me siento mejor que otros años antes del Abierto de los Estados Unidos”, siguió el suizo. “No me voy a presionar de más. No soy el principal favorito, como quizás sucedió en 2006 o 2007. Soy muy consciente de cómo tengo que abordar este torneo mentalmente. Va a ser difícil ganar, está claro, pero siento que soy parte del grupo que puede hacerlo”.
A finales de 2017, el año que vio a Federer y Nadal volver a gobernar el circuito con puño de hierro tras un período complicado para ambos, el suizo dominaba la clasificación con 19 grandes y el español intentaba darle alcance con 16. Sumido en una crisis que estuvo cerca de costarle la retirada, Djokovic se alejaba de la pelea, parado el contador en 12 después de ganar Roland Garros en 2016 para conquistar las cuatro catedrales del circuito y completar el Grand Slam. Al serbio, sin embargo, le bastó poco para recuperarse y volver a meterse de lleno en lucha: en un año, de julio de 2018 al mismo mes de 2019, Nole ha sumado cuatro trofeos que han elevado su cuenta hasta 16, confirmando primero su recuperación y convirtiéndole luego en la mayor amenaza para sus dos grandes contrarios.
“Sin lugar a dudas”, se arrancó Djokovic el jueves durante el sorteo del cuadro, “uno tiene presión extra y expectativas, pero con el paso del tiempo te acostumbras. Cuanto más ganas, más acostumbrado estás”, aseguró el serbio. “Al mismo tiempo, siempre es un desafío enorme defender un título de Grand Slam y ser uno de los mejores jugadores que son candidatos a ganar un título”.
En la Gran Manzana, se sabe el principio, pero no el final: Federer se estrenará ante Sumit Nagal, Nadal lo hará contra John Millman y Djokovic ante Roberto Carballés, y solo el paso de los días despejará la gran incógnita del campeón.