Abucheos. Silbidos. Pitos.
La pista Arthur Ashe, la más grande del planeta, se echó encima de Novak Djokovic como el león hambriento que se abalanza sobre su presa para comérsela. Ocurrió el domingo por la noche cuando el serbio decidió retirarse del partido los octavos de final del Abierto de los Estados Unidos que perdía con Stan Wawrinka (4-6, 5-7 y 1-2) como consecuencia de la lesión en el hombro izquierdo que ha atormentado su participación en el último grande del año. Nole, que se despidió de la central con el pulgar levantado, respondiendo a las protestas de la grada con ironía, se va de Nueva York dejando escapar una oportunidad importante en la carrera por ser el mejor de todos los tiempos: Roger Federer, que abrumó 6-2, 6-2 y 6-0 al belga Goffin camino de los cuartos, y Rafael Nadal, citado este lunes con Marin Cilic para buscar su pase a esa ronda, han visto cómo su mayor amenaza se quedaba fuera de combate antes de la segunda semana de competición, dejándoles vía libre para lanzarse a por el trofeo que le permita al ganador pegarle un buen bocado a sus oponentes.
“Me gusta respetar a los demás, y espero que otros puedan respetar mi decisión”, se arrancó Djokovic, que además de la derrota pierde 1820 puntos de su ranking, por lo que si Nadal levanta el título el próximo domingo se colocará solo a 640 de distancia, apretando la lucha por terminar el año en el número de la clasificación. “Es muy frustrante. Obviamente, no soy ni el primer ni el último deportista que se retira de un gran evento, pero la vida sigue, aunque duela”.
A Djokovic le duele el hombro, pero también la ocasión desaprovechada. Por primera vez desde que el Big-3 se lanzó a conquistar la eternidad, las distancias están reducidas a mínimos históricos: los tenistas están separados por dos títulos del Grand Slam (20 Federer, 18 Nadal y 16 Djokovic), y el Abierto de los Estados Unidos se presentó como la ocasión ideal para que uno de los tres marcase distancias con respecto a los otros. No será Nole, apartado del tramo final del torneo por la lesión en el hombro que ya estuvo a punto de dejarle fuera en la segunda ronda ante el argentino Londero, y que lleva dos semanas mandándole malas señales que finalmente se han confirmado.
“No es ningún secreto que tengo la meta de alcanzar el récord de grandes de Federer”, avisó el serbio. “Al mismo tiempo, espero que sea un largo camino por recorrer. Confío en jugar muchos años más. No veo el final a la vuelta de la esquina, ni mucho menos. Tengo que mantener el cuerpo y la cabeza listos para este tipo de torneos”, subrayó Nole, al que esta temporada ya no le quedan más oportunidades para acercarse a sus dos objetivos.
El serbio, en cualquier caso, tiene motivos para estar satisfecho, pese a abandonar forzado en Nueva York: en un año, Djokovic ha sumado cuatro títulos grandes que han elevado su cuenta hasta 16 para colocarse en el radar de Federer y Nadal.