Al fin, un respiro para Roberto Bautista jugando con la camiseta de España. Un día después de caer ante Andrey Rublev en el primer punto de la eliminatoria ante Rusia, dejando escapar un puñado de oportunidades para hacerse con la victoria, el castellonense se aprovechó de una Croacia en ruinas para aplastar 6-1 y 6-3 al imprevisto Nikola Mektic, un doblista sin ranking individual, que se encontró disputando un cruce que no esperaba en ningún caso, obligado por todas las necesidades que se agolparon en la puerta de un combinado que debería haber aspirado a todo, y sin embargo se marchó de las finales de la Copa Davis sin pena ni gloria. Ahora, con la victoria de Bautista en las manos, La Armada está a un solo triunfo de meterse en los cuartos de final de la competición. [Narración y estadísticas]
“Croacia no tiene el abanico de jugadores que tiene España y cuando falla algún tenista importante se resiente más el equipo”, reflexionó Bautista después de darle el 1-0 a la selección. “Llevo mucho tiempo en el tenis como para saber lo exigente que es el calendario y lo difícil que es estar bien todo el año”, prosiguió el castellonense. “Por eso, estoy muy contento con la victoria”.
Croacia, la vigente campeona, llegó a la Caja Mágica llena de heridas. Sin su capitán Zelko Krajan, relevado de repente de un cargo que ahora ocupa Franko Skugor, con Marin Cilic fuera del equipo por una lesión en la rodilla, que le ha obligado a pasar por el quirófano, y arrastrando la renuncia de Ivo Karlovic, peleado con la federación croata como consecuencia del reparto de premios de la victoria de 2018, la segunda Ensaladera en la historia de los croatas tras la de 2005. A todos esos problemas se le sumó el miércoles la baja de Borna Coric, el número uno del equipo, que debería haberse medido a Rafael Nadal, y todos los planes de los actuales defensores del trofeo se fueron al garete.
Fue la destrucción en diferido de una de las grandes potencias del mundo, aspirante a todo antes de comenzar a desmoronarse hasta terminar hecha pedazos.
Lidiando con las difíciles circunstancias del día, Mektic salió a disputar un partido del que se volvió con buen repaso, y en el que nunca tuvo opciones de hacer nada ante el número nueve del mundo. El croata, que lleva tres años sin ganar un partido individual, planteó una resistencia muy frágil que Bautista pisoteó sin mucho esfuerzo para celebrar la victoria y dejar a España a un paso de los cuartos de final, aprovechando para sacarse un puñal clavado en el corazón.
Después de caer en sus últimos tres partidos jugando con la camiseta roja (primera ronde de 2018 ante Cameron Norrie, semifinales de ese mismo año contra Lucas Pouille y el martes ante Rublev), el español se sacudió los nervios y esquivo el vértigo para darle a España un punto bien valioso que deja a la selección a las puertas del objetivo principal: llegar a cuartos de final y a partir de ahí soñar con conquistar la sexta Ensaladera.