La operación de salvamento llegó con una paliza arrolladora. Para mantener con vida a España en los cuartos de final de la Copa Davis, Rafael Nadal se llevó por delante a Diego Schwartzman (6-1 y 6-2 en una hora de juego) y empató la serie contra Argentina (1-1) después de que Guido Pella remontase a Pablo Carreño el primer encuentro de la eliminatoria. El número uno del mundo, que suma 27 victorias individuales seguidas en la competición (27-1 de balance, no cae desde 2004), forzó con su triunfo el dobles decisivo, que jugará acompañado de Marcel Granollers (contra Máximo González y Leonardo Mayer) para intentar meter a La Armada en las semifinales. [Narración y estadísticos]
Con un crespón en su camiseta en recuerdo del padre de Roberto Bautista, fallecido el jueves, Nadal salió en tromba y se quitó los nervios a trompazos. En un pispás, apenas un cuarto de hora, el español mandaba 4-1 sobre el argentino, que encajó un gancho tras otro como un boxeador medio grogui que no tiene manera de defenderse de los puñetazos que se le vienen encima. Fue una manera de dejar claras las cosas desde el principio: te voy a ganar, y ya puedes hacer lo que quieras para evitarlo que no lo vas a impedir.
Esta vez no hubo nervios, tensión o presión durante el encuentro. Todo eso que Schwartzman suele generar en Nadal no apareció en el cruce que ambos disputaron bajo el techo del Estadio Manolo Santana porque el español desdibujó a su rival con una propuesta a tumba abierta, atacando con la voracidad del león que lleva días sin cazar, comiéndose al argentino sin dejar las migajas.
Nadal conquistó el partido construyendo ganadores desde todos los rincones de la pista. Tiro a tiro, el campeón de 19 grandes desbarató a Schwartzman y logró algo que parecía imposible en el arranque del pulso: silenciar a todos los argentinos que estaban en la grada, encendidos tras la victoria de Pella. La exhibición de poder de Nadal convirtió la charanga argentina en un funeral, todos callados, silenciados los cánticos por los martillazos del mallorquín.
Abierto de brazos mirando a su banquillo, ni un miembro argentino con esperanzas en la remontada, Schwartzman se quejó de la tunda que se estaba llevando cuando perdió el saque en el principio del segundo parcial y Nadal aceleró hacia el final, que estaba muy claro desde que se jugó el primer punto del enfrentamiento: Schwartzman terminó aplastado y el mallorquín ahorró toda la energía que necesitará cuando vuelva a la pista para disputar el dobles que puede llevar a España a las semifinales.