España está muy cerca de los cuartos de final de la ATP Cup, aunque deberá ratificarlo el próximo miércoles cuando se mida a Japón en el último partido de la fase de grupos. El lunes, Rafael Nadal venció 6-2 y 6-1 a Pablo Cuevas para rematar la victoria que Roberto Bautista inició (6-1 y 6-2 ante Franco Roncadelli) y dejó a la selección pensando en hacer las maletas para viajar a Sídney, donde desde el jueves se disputará la fase final de la competición. [Narración y estadísticas]
Nadal y Cuevas, viejos conocidos (4-1 en el cara a cara), jugaron un partido más interesante que el primero de la serie, donde Bautista aplastó en menos de una hora a un completo desconocido sin galones de ninguna clase. Al número uno del mundo le costó 22 minutos romper el saque de Cuevas (3-1) y casi media hora confirmarlo (4-1) porque su rival (hoy 45 del mundo) sigue teniendo mucha magia en la raqueta, argumentos suficientes para hacerle daño a un buen puñado de contrarios.
El mallorquín, en cualquier caso, exprimió la ventaja con la que ha inaugurado 2020: como Nadal mantiene la inercia con la que terminó el año pasado, tan corta ha sido la pretemporada, tan poco el descanso, como sigue abrazado a su mejor versión, los primeros días del curso los está devorando con un nivel poco habitual a estas alturas tan tempranas del calendario.
“Si las cosas bien y no hay problemas físicos, no hay tiempo para perder las buenas sensaciones con las que terminé el año pasado”, explicó luego el número uno, cuando ya tenía atada la victoria, la número 14 de forma seguida (no pierde desde su primer partido en la Copa de Maestros de Londres contra Alexander Zverev). “Lo negativo es que mentalmente se puede hace muy largo todo al no haber descansado casi nada”, añadió. “En general, estamos contentos. Personalmente, estoy feliz por mi manera de jugar el primer partido y hoy también, que he estado serio y con bastante buen nivel tenístico”.
Manteniendo el saque que le facilitó mucho las cosas en 2019, clave en la conquista del Abierto de los Estados Unidos, y con una brillantez evidente desde las dos alas de la pista, destructiva la derecha; destructivo el revés, el español fue comiéndole terreno a Cuevas y se hizo con la primera manga al resto, endosándole otro break al uruguayo.
Poco pudo hacer desde ese momento el aspirante frente a un Nadal sin huecos, pocos son los agujeros para meterle mano al campeón de 19 grandes ahora mismo. Después de ganar la primera manga, el balear se lanzó a abrir en canal a Cuevas y lo consiguió completando el partido tras una segunda manga prácticamente perfecta en la que hizo casi todo bien, guiando a España hacia otra victoria en Perth.