España está a una victoria de ganar la ATP Cup. En el primer partido de la final ante Serbia, Roberto Bautista abrió la serie superando 7-5 y 6-1 a Dusan Lajovic y dejó en manos de Rafael Nadal la posibilidad de cerrar la eliminatoria cuando en unos minutos se mida a Novak Djokovic. [Narración y estadísticas]
“Ha sido un partido muy completo”, celebró Bautista tras la victoria. “He empezado muy bien. Quizás, con 3-0 me ha sorprendido un poco lo lento que estaba hoy todo. Mi bola le hacía menos daño, pero me he dado cuenta, he podido cambiarlo y al hacerlo he dominado, siendo mejor que él”, prosiguió el número 10 del mundo. “Me voy de la ATP Cup voy muy contento. Ha sido un buen torneo para mí. Es muy importante poder empezar el año jugando partidos, y si es ganando mejor aún”.
Bautista comenzó el partido ganando 3-0 en menos de 15 minutos. Sin sentir la responsabilidad, como el día anterior cuando se deshizo de Nick Kyrgios en una exhibición de poder, el español firmó un arranque contundente para marcar terreno ante Lajovic, al que había tumbado en los tres precedentes previos, que en cualquier caso siempre fueron encuentros duros. El serbio, con un puñado de buenas victorias encima en los últimos días (Felix Auger-Aliassime o Karen Khachanov, por ejemplo) llegó a la final disparado y no entregó el triunfo tan fácilmente, ni mucho menos.
En desventaja tras un despegue lento, Lajovic se sacudió los nervios para jugar al nivel de las otras eliminatorias, exigencia innegociable en un duelo con Bautista. En consecuencia, cerró la brecha recuperando el break (3-3) y el pulso se niveló hasta volverse una pelea encarnizada. Gritaron los serbios, clara mayoría en la grada, y los azuzó Lajovic a seguir cantando, gritando, haciendo ruido, animando a tumba abierta sin descansar ni un solo minuto.
Entonces, los tenistas crearon una pequeña obra de arte. Del 3-3 al 5-5 del primer set, Bautista y Lajovic jugaron un tenis de una calidad altísima, peloteos intensos, muy ricos tácticamente, y se citaron en un tira y afloja que se llevó el español: con el desempate de la primera manga garantizado (6-5), restando para intentar cerrarla sin necesidad de disputar ese tie-break, Bautista se tiró a la yugular de su contrario y consiguió lo que pretendía: arrebatarle el primer set y cambiar la dinámica en la que había entrado el partido.
Durante toda la competición, Bautista ha confirmado que podría haber sido el número uno en cualquier equipo porque ha ganado todo lo que ha jugado (6-0 en individuales). Esa constancia le ha dado a España una tranquilidad enorme que han echado en falta otros países, obligados casi constantemente a una gesta de su mejor jugador. No así la selección, bendecida con la participación con Bautista y Nadal.