Maria Sharapova ha anunciado que deja el tenis y se retira a sus 32 años. La rusa deja el deporte profesional tras una laureada trayectoria en la que ha ganado cinco Grand Slams, una Copa Federación una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres y ha ostentado el número 1 mundial. Actualmente ocupaba el puesto 373 del ranking WTA.
Su exitosa carrera dio un drástico cambio en 2016, debido a factores ajenos a lo estrictamente deportivo, como la sanción por dopaje, que la mantuvo alejada de las pistas durante un largo periodo de tiempo, o como el factor psicológico: se cansó de luchar, castigada por el dolor que la obligaba a convivir en una situación difícil de soportar.
La rusa anunciaba su retirada en un artículo publicado por las revistas Vogue y Vanity Fair, con un inicio emocional: "¿Cómo dejar atrás la única vida que has conocido? ¿Cómo alejarte de las canchas en las que has entrenado desde que eras una niña, el juego que ambas, ese que te hizo llorar de manera indescriptible? ¿Cómo decir adiós a un deporte donde encontraste una familia, unos fans que estuvieron a tu lado durante 28 años? Soy nueva en esto así que, por favor, perdonadme. Tenis, me estoy despidiendo de ti".
Durante ocho años fue la deportista mejor pagada del planeta, ya que su imagen atraía potencialmente a las marcas. Pese a que durante toda su carrera siempre fue fiel a la multinacional estadounidense Nike, su último gran contrato lo firmó con Evian. Incluso llegó a sacar su propia línea de golosinas bajo el nombre de 'Sugarpova'.
A pesar de haber tenido una excelente trayectoria en la que ganó grandes trofeos, su carrera siempre estará marcada por el positivo de meldonium durante el Open de Australia de 2016. En ese momento, tuvo que dar una multitudinaria rueda de prensa en Los Ángeles, en la que se especuló sobre su retirada.
Mermada por las lesiones
Parece que la rusa se ha cansado de tener que luchar contra las lesiones. Durante sus últimas temporadas en el circuito, Sharapova tuvo una dolencia crónica en su hombro derecho que parece que ha mermado sus ganas de seguir compitiendo. En la pasada edición del Open de Australia -última vez que se le vio, oficialmente, empuñando una raqueta de tenis- estuvo acompañada, en todo momento, por el médico al que había contratado para tratar de alargar su carrera, el español, Nacho Muñoz.
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