El tenis, ese deporte que ha sufrido más que ninguno la crisis sanitaria a raíz de la pandemia originada por el coronavirus, está cada vez más cerca de volver. De volver, como muchos otros deportes, de aquella manera, pero de volver al fin y al cabo. La nueva normalidad también llegará al mundo de la raqueta, con torneos sin público, con burbujas sanitarias, con mucho control, pero al fin con torneos oficiales.
El lugar elegido para el gran regreso quizás sea lo más controvertido de todo. Tras superar a los críticos, a los Kyrgios de turno que todo les parece mal y tras dejar atrás la barrabasada del ‘Adria Tour’, el siguiente gran escollo que tendrá el tenis será Estados Unidos, y concretamente, Nueva York.
Un estado que acumula ya más de 40000 víctimas y 300000 contagiados ha sido el lugar designado para que el tenis de más nivel regrese. La primera parada del circuito iba a ser Washington, pero se encuentra ya cancelado. Por ello, la USTA, organizando Cincinnati y Us Open de manera conjunta, se prepara para darle la bienvenida al tenis. Una bienvenida polémica, con críticas, con dudas, con renuncias, pero al fin y al cabo una bienvenida después de muchos meses de parón, de grandes dificultades para gran parte del circuito y de mucha espera.
El tenis regresa con algunas de las mejores raquetas del mundo, en un escenario imponente y espectacular, aunque de mucho riesgo, y justo en el momento en el que los rebrotes se generalizan en el mundo cuando quedan poco más de tres semanas para que todo eche a andar de nuevo.
El nuevo protocolo
El tenis vuelve, más allá de exhibiciones y torneos menores, en Estados Unidos, con la celebración conjunta del Master 1000 de Cincinnati, que será primero, y del Us Open, que comenzará unos días después. Ambos se disputarán en la ‘burbuja’ de Nueva York y contarán con las mismas medidas sanitarias, recientemente comunicadas. Es por ello, por la comunicación de los nuevos protocolos a los jugadores, por lo que la USTA y el Us Open son noticia.
En estos nuevos programas no serán necesarias la realización de cuarentenas ni a la llegada ni a la salida del país, pero sí lo serán las pruebas PCR para poder empezar la rutina de entrenamientos. Una vez aterricen los tenistas y se alojen en sus habitaciones, no podrán salir hasta haber informado de un resultado negativo, momento en el que podrán ser acreditados y saldrán a entrenar. 48 horas más tarde tendrán que volver a pasar esta prueba y con este segundo negativo estarán aptos para comenzar el torneo.
Las medidas sanitarias entrarán en vigor el día 15 de agosto, ya que hasta el próximo día 20 no comienza el torneo de Cincinnati. Una vez estén dentro del torneo, los jugadores deberán pasar controles periódicos cada cuatro días, salvo que hayan presentado un certificado de que tienen anticuerpos, algunos tenistas en esta situación podrían ser Djokovic o Dimitrov, en cuyo caso volverán a pasar el test cada siete días.
Uno de los puntos más flexibles del protocolo, y que podría estar sujeto a variación, es de los positivos. Ya que, aquellos tenistas que se confirmen como casos de contagio a su llegada, podrán realizar una cuarentena de 14 días y si los resultados futuros son negativos, podrían participar en el segundo torneo de la mini gira neoyorquina, el Us Open.
Además, se realizará un control mediante las acreditaciones que permitirá realizar un rastro para ver con qué personas ha entrado en contacto un individuo en los últimos días, lo que facilitará el control dentro de las instalaciones en caso de positivos.
Una ‘burbuja’ global
Esta ‘burbuja’ creada en Nueva York por la USTA será de lo más global, ya que, para empezar, servirá para celebrar dos torneos, uno a continuación del otro. Las medidas sanitarias darán comienzo a partir del 15 de agosto, momento en el que los tenistas podrán viajar a Nueva York y alojarse en los hoteles habilitados sin coste alguno.
El Master 1000 de Cincinnati empezará unos días después, el día 20, mientras que el Us Open no dará comienzo hasta el día 31, prolongándose hasta el 13 de septiembre. De esta forma, habrá jugadores que estén cerca de un mes en las instalaciones de Flusghing Meadows.
Otro de los aspectos por los que será un espacio global será porque tenga una puerta abierta a Europa, la de la gira de tierra, parte de la temporada que muchos jugadores esperan como agua de mayo y que afrontarán con una tranquilidad mucho mayor a su periplo americano.
El Us Open ha decidido no imponer cuarentenas de entrada y de salida, por lo que, una vez terminen su participación, los jugadores podrán viajar a Europa sin problema, algo que sin duda agradecerán torneos como Madrid, Roma o Roland Garros. Lo único que será necesario será un certificado que los jugadores tendrán que presentar a la entrada de los países a los que acuden y que acredite que abandonaron Estados Unidos libres del virus.
Además, este nuevo Us Open combinado con el Master 1000 de Cincinnati se presenta como la única alternativa real a los torneos que se iban a celebrar en Asia y que han sido suspendidos. En la misma semana que la ATP y la WTA comunican la suspensión de estas competiciones, la USTA reparte a los jugadores cómo serán los protocolos que tienen en mente y que tendrán que seguir cuando viajen a Nueva York. De esta forma, y en un mundo en el que cada vez existen menos casualidades, el Us Open abraza de forma descarada al continente asiático y le abre las puertas de su tenis.
Un Us Open diferente
A su llegada, los jugadores se enconarán un Us Open, y un Nueva York, diferentes. Seguramente como nunca lo hayan visto y como, ojalá, nunca más lo tengan que volver. Uno de los grandes atractivos del Grand Slam americano es su poder de atracción tanto turístico como de ocio. A casi todos los jugadores les encanta ir a la ciudad americana porque se trata de una ciudad llena de vida, que nunca para, y que conforma una de las grandes urbes del mundo. Sin embargo, este año no podrán disfrutar de ella.
Aun así, tendrán algunos resquicios de ocio entre tanto tenis y tanta seguridad. Los jugadores se alojarán en dos hoteles elegidos por la organización, el Long Island Marriott y The Garden City Hotel, aunque también tendrán la opción de elegir el alquiler de casa privadas limitadas, las cuales tienen un precio mínimo de 40000 dólares, ya que estas sí corren a cuenta de los jugadores.
Los transportes también estarán limitados, con aforos del 50% para evitar todo lo posible las aglomeraciones o la creación de grupos de gente que puedan crear problemas mayores. Los jugadores tendrán la oportunidad de desconectar en el enorme gimnasio al aire libre habilitado para ellos en el Billie Jean King Tennis Center, lo que supondrá uno de los mejores lugares para despejarse y cambiar de entorno.
Además, tendrán disponibles servicios de comida a domicilio para poder disfrutar de sus restaurantes favoritos y gozarán de un gran servicio telemático y virtual que les permitirá realizar múltiples funciones como el propio alquiler de las pistas de entrenamiento.
La mayor desgracia para ellos será la prohibición total del uso del espacio de Manhattan, la zona elegida por la mayoría de jugadores para alojarse y desarrollar sus pequeños momentos de ocio.
División de opiniones en el circuito
La USTA ya ha hecho todo o casi todo lo que estaba en su mano para organizar los torneos de la forma más segura y razonable que han creído. Sin embargo, ahora la pelota está en el tejado de los jugadores, que deben ser quienes decidan si es buen momento y lugar para retomar la temporada 2020. Actualmente, el Us Open genera una disparidad de opiniones impresionante, por lo que no se puede hacer un juicio claro sobre el éxito que tendrá el torneo.
Lo cierto es que el peso de un Grand Slam siempre jugará un papel fundamental en la toma de decisiones, aunque el miedo dentro del circuito a viajar a Nueva York es real, sobre todo si puede acarrear después no poder continuar con la temporada y no poder viajar a Europa para disputar la gira de tierra. Por eso, es entendible que algunos tenistas se hayan pronunciado en contra de participar en el torneo o que otros muchos aun no hayan tomado una decisión real.
Quienes sí han confirmado que jugarán al torneo, si nada raro sucede en estas semanas que quedan, son jugadores y jugadores de la talla de Serena Williams, Garbiñe Muguruza o Daniil Medvedev. La tenista hispano-venezolana ha afirmado que para ella “es mejor jugar el Us Open que no hacerlo, porque es una competidora nata”, aunque entiende que haya opiniones mixtas y encontradas en torno al evento. Además, la ganadora de Roland Garros y Wimbledon afirma que se siente con ganas y con la obligación moral de “hacer un esfuerzo” y así “poder jugar el mayor número de torneos posibles”.
Otros tenistas que, por el contrario, han decidido no jugar ni el Master 1000 de Cinicinnati ni el Us Open son Stan Wawrinka y Simona Halep. El tenista suizo se ha dejado ver entrenando sobre arcilla, por lo que todo hace indicar que ni siquiera se plantea viajar a Estados Unidos para pensar si juega o no los torneos americanos. Por su parte, Halep a la organización que por el momento no tenía intención alguna de viajar a Nueva York para disputar los torneos, aunque lo cierto es que todavía no ha confirmado de manera oficial si la decisión tomada hace unos días era en firme.
Y donde hay jugadores que sí van a jugar y jugadores que no van a jugar, aparecen otros, que seguramente sean el grupo mayoritario, que tienen dudas, que son incógnitas o que todavía no se han querido pronunciar. En este nuevo grupo podrían estar, por citar algunos nombres, jugadores como Fernando Verdasco, Novak Djokovic o Rafa Nadal.
El tenista madrileño ha asegurado que tiene ganas de volver y que, si por él fuera, le gustaría jugar todos los torneos posibles, pero que es obligado esperar a ver cómo evoluciona la situación y en qué momento se encuentra la ciudad y la pandemia cuando tengan que decidir.
Por su parte, Novak Djokovic, que hace unas semanas se pronunció de forma negativa debido a los primeros protocolos ofrecidos por el Us Open, en los últimos días ha reconsiderado su postura y ya medita si acudir al torneo americano. Quien no ha dicho aun una palabra, mostrándose seguramente más cauto que ninguno, es Rafa Nadal, que sí ha confirmado que ya se encuentra entrenándose y preparándose al máximo para volver a las pistas, aunque todavía no sabe donde ni en qué superficie será.