El tenis va camino de convertirse en el deporte más castigado por la Covid-19. Al menos, así lo es al más alto nivel, donde todos o casi todos los deportes han ido volviendo de una forma u otra, mientras que el tenis aun no ha podido hacerlo y no tiene muchas garantías de que vaya a suceder. El deporte de la raqueta queda como gran damnificado de la crisis sanitaria y cada día que pasa surgen nuevos impedimentos para que los mejores tenistas del mundo desempolven sus empuñadoras y vuelvan a jugarse los torneos más importantes, al menos los que aun quedan en pie.
La desolación en el circuito es máxima porque muchos torneos han tenido que ser cancelados por motivos de seguridad sanitaria, y muchos tenistas aun no se atreven a hacer viajes largos o ir hacia algunas zonas que consideran complicadas, por lo que cada vez es más complicado encontrar una solución para que el circuito eche a andar.
Se trata de una gran bola de nieve que se ha formado y que no tiene fin. Algunos torneos de cancelan, a otros los tenistas no quieren ir, los eventos pierden nivel, no se producen viajes y los contagios siguen apareciendo, por lo que la situación no parece tener solución.
Otros deportes han conseguido buscar fórmulas para volver a la acción, como crear ‘burbujas’ sanitarias, confinar a los participantes, extremar las medidas de seguridad, pero parece que el tenis no encuentra la tecla que encienda su motor y lo ponga en funcionamiento, especialmente porque cuanto más tiempo pasa, más se acerca la sociedad a una segunda oleada de contagios masivos.
Rafa solo piensa en tierra
La temporada de Rafa Nadal hasta el momento es toda una incógnita. En realidad, lo es la de casi todo el circuito, pero en el caso del tenista español lo es especialmente. Y lo es porque ha sido de los pocos que no ha querido mojarse ni pillarse los dedos acerca de como estaba la situación y de cuáles serían sus planes.
Era difícil realizar afirmaciones y tener que retractarse unas semanas después cuando la situación hubiera empeorado. Además, los pocos comunicados que ha hecho el jugador balear le han salido completamente contrarios a sus intenciones, por lo que lo es más prudente seguir guardando silencio, aunque eso cree incertidumbre en los demás.
Rafa comenzó a entrenar hace bastante tiempo, cuando todo estaba aun más en el aire que hoy, ya que la situación del tenis actual es más negativa que positiva. Sin embargo, cuando todo empezaba a levantarse, Nadal empezó sus entrenamientos sobre una superficie que dio mucho que hablar, su superficie preferida, la tierra batida.
El jugador balear eligió esta superficie por varios motivos. El primero de ellos, como es lógico, porque la gira de arcilla sí tenía previsto celebrarse, por lo tanto, era necesario jugar sobre esa superficie. Además, la incógnita de Estados Unidos hacía que muchos se decantaran por el polvo de ladrillo.
Y la segunda razón es porque es la superficie menos perjudicial para las rodillas y para el cuerpo de Rafa, por lo que la readaptación se podía hacer de un modo menos agresivo para su organismo, así como entrenar de una forma indefinida ante las dudas que presentaba la temporada.
Tras más de un mes y medio entrenando en tierra batida, a Rafa le llegaba el momento de decidir que camino iba a tomar su temporada. Lo primero que hizo fue confirmar su presencia en el Mutua Madrid Open, organizado por su amigo y compañero Feliciano López.
La decisión de Nadal era su primera apuesta de la temporada, ya que muchos jugadores habían solicitado que las grandes raquetas del circuito se significaran para saber qué torneos iban a apoyar y cómo iban a colaborar para la vuelta del tenis. Rafa no quiso cerrarse ninguna puerta y poco después confirmó que estaba apuntado al Master 1000 de Cincinnati, por lo que parecía que se inclinaba por viajar hasta Estados Unidos. Mientras tanto, el manacorí seguía practicando sobre arcilla.
Los días fueron pasando y todo ha desembocado en una situación muy turbia para Nadal, que ve seriamente amenazada su temporada. Lo primero ha sido la cancelación del Mutua Madrid Open por motivo de los rebrotes en la capital de España, por lo que toda su preparación en tierra comenzaba a perder un poco de sentido.
Sin embargo, el segundo revés llegó cuando fue el propio Rafa quien anunció que no disputaría el Us Open y, por ende, el Master 1000 de Cincinnati, perdiendo así la oportunidad de defender la corona de Nueva York. Tras todo este tiempo de entrenos, dudas e incógnitas, la vuelta de Rafa se aplaza, de momento, hasta el Master 1000 de Roma, otro de los títulos que defiende este año.
El fiasco de Madrid
Aunque no haya sido oficial hasta hace unas horas, la posibilidad de que Rafa Nadal jugara el Us Open era remota. El balear no solo es una persona prudente y sensata, si no que también es comprometido como el que más. Por ello, si Rafa hubiese tenido la certeza o la confianza de que iba a jugar el torneo y de que iba a defender su título en Flushing Meadows habría dado mayores muestras de apoyo al torneo. Pero su incertidumbre con la situación sanitaria ha sido tal que la confianza le ha ido decreciendo cada día hasta tener que tomar la decisión de renunciar.
Nadal en ningún momento se ha encontrado con la fortaleza mental y el respaldo anímico que necesitaba para realizar ese viaje, sabiendo además que podía poner en riesgo y en peligro a cualquier miembro de su staff, no solo a él mismo. Por ello, la mejor decisión ha sido posponer su defensa del título y pensar en nuevos compromisos.
Sin embargo, el mayor varapalo que se ha llevado Rafa ha sido la cancelación del Mutua Madrid Open, el Master 1000 de la capital de España, uno de los torneos preferidos de Rafa, uno de los eventos de tierra batida previos a Roland Garros y uno de los pocos torneos donde el manacorí iba a tener la posibilidad de sumar puntos y recortar su distancia con Nova Djokovic, actual número uno del mundo.
Nadal llegó hasta semifinales en el torneo de Madrid del año pasado, donde perdió con Stefanos Tsitsipas, por lo que sumó un total de 360 puntos. De esta forma, de acudir a dicho torneo, Rafa podría haber superado ese registro, colándose en la final y casi doblando su puntuación del año anterior. De esta forma, el balear hubiera recortado sensiblemente las diferencias con Novak Djokovic en el Ranking ATP donde el serbio es primero con 370 puntos de margen sobre el español. La puntuación en categoría masculina para los semifinalistas es de 600 puntos, mientras que para el campeón es de 1000.
Con la negativa de Madrid, a Rafa solo le queda un torneo por disputar antes de embarcarse en la lucha por un nuevo Rolando Garros, el que sería el Grand Slam número 20 de su carrera, igualando a Roger Federercomo el jugador con más entorchados de la historia. Ese torneo es el Master 1000 de Roma, torneo que Nadal ya ganó el año pasado, al igual que el evento parisino, por lo tanto su defensa de puntos, en caso de producirse, es total.
Madrid le cierra la puerta a Rafa de intentar acercarse al número uno del mundo y poner fin así a la hegemonía de ‘Nole’ en un año tan atípico como este, ya que el serbio fue el ganador del certamen de 2019. Al menos, si la temporada consigue reiniciarse, a Rafa le vienen torneos con buenos recuerdos en los que la arcilla sigue fresca y con aroma a sus victorias.
La venganza de Djokovic
La cancelación de Madrid, aunque haya sido por un motivo obvio y de fuerza mayor, le viene bien, deportivamente hablando, al serbio, ya que es una corona menos que tiene que defender este año y una oportunidad perdida para Nadal para intentar recortar la distancia con su número uno. Si hay una superficie donde Rafa es claramente superior al serbio y donde puede recortarle puntos es durante la gira de tierra, que parecía ser el remanso de paz del circuito y que ahora mismo se encuentra amenazada como la que más.
La renta de Djokovic, de tan solo 370 puntos, es corta, pero puede ser suficiente para terminar este año como número uno del mundo. Solo con la cancelación del torneo de Madrid, el serbio tiene prácticamente asegurado el liderado del ranking hasta la temporada que viene, y todo por la cantidad de puntos que le quedan a Rafa por defender y los pocos que puede ganar.
Además, en función de cómo se produzca el desarrollo de la temporada, si es que algún día da comienzo, ‘Nole’ incluso podría ampliar su renta, destacándose un año más como el tenista más en forma del momento.
Sin embargo, la carrera por el número uno no tiene final con el término de la temporada, ya que el objetivo de Djokovic es mucho mayor, mucho más a largo plazo y que podría suponerle otro peldaño más en la escalera por convertirse en el mejor de la historia, dejando atrás a sus grandes rivales Rafa Nadal y Roger Federer.
El objetivo del serbio no es otro que convertirse, entre otras cosas, en el jugador que más semanas ha acumulado el número uno de la ATP. Actualmente, Djokovic se sitúa con un total de 282 semanas en lo más alto del Ranking, lo que le permite estar tercer lugar en la clasificación total e histórica de números uno.
Solo es superado por dos tenistas, y el primero de ellos está a tiro. Ese jugador es el mítico Pete Sampras, que estuvo al frente de la clasificación como el mejor tenista del mundo durante 286 semanas, es decir, tan solo cuatro más de las que suma Novak Djokovic. El serbio tiene este récord a tiro, ya que superar al estadounidense le llevará poco más de un mes en lo más alto de la tabla.
Sin embargo, Djokovic quiere más, mucho más, ya que el segundo puesto caerá tarde o temprano incluso aunque no se lo proponga. La intención de Djokovic es poder alcanzar el primer puesto de la tabla antes de que termine su carrera, convirtiéndose en el jugador que más semanas ha sido número uno en la historia del tenis.
De conseguirlo, superaría a la mayor leyenda que ha cogido una raqueta y se colado en una pista para deleitar al mundo, el suizo Roger Federer. El helvético, campeón de 20 grandes y que no volverá hasta el año que viene por una lesión de rodilla, acumula un total de 310 semanas al frente de la clasificación ATP, por lo que si Djokovic quiere alcanzar este récord histórico deberá aguantar en lo más alto, al menos, otras 28 semanas más.
El registro, aunque todavía está lejano, parece asequible para el serbio al que todavía le quedan algunos años de tenis para seguir destrozando las marcas de sus predecesores. Además, recuperando la bola de nieve, conseguir este récord podría traerle otro muy especial. Si ‘Nole’ sigue sumando semanas como el mejor tenista del mundo, muy probablemente es porque siga ganando Grand Slams, los cuales suma 17. Por ello, ese número uno puede llegar con algún major bajo el brazo que le lance a por otra barrera de la historia del tenis, la de los 20 grandes del suizo, también al alcance de Rafa.
Así se presenta una temporada atípica de tenis para Nadal y para Djokovic, con panoramas un poco diferentes, uno preocupado por perder un año de su carrera y una posible gira de tierra, y otro con varios de los registros más importantes de la historia del tenis en mente.
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