A los 21 años, Alejandro Davidovich consiguió este miércoles la victoria más importante de su carrera para meterse en la tercera ronda del US Open (6-4, 1-6, 6-2, 6-2 a Hubert Hurkacz). Tras celebrarlo con rabia y abrazarse a Jorge Aguirre, su entrenador, el joven español se marchó a preparar el cruce que el próximo viernes le medirá contra Cameron Norrie (6-3, 6-4, 6-4 a Federico Coria) por una plaza en octavos de final, toda una oportunidad de desatarse del todo. Antes de ese encuentro, EL ESPAÑOL repasa 10 apuntes de un jugador diferente, .
Con pasaporte español. "Parezco extranjero, pero me siento muy español. A veces, la gente hasta me habla en inglés. Mi padre es ruso y mi madre es sueca, pero yo nací en Málaga”.
Campeón de Wimbledon júnior en 2017. “No me lo habría imaginado nunca. Había entrenado sólo dos días antes en la superficie. Los primeros días me encontraba muy cómodo entrenando en hierba. Preparamos los días previos fijándonos en los apoyos, en qué hacer con la bola… pero no tengo una explicación para este resultado”.
Tenis las 24 horas. “Entrenamos por la mañana, por la tarde… son muchas horas pensando en el tenis. Hago otras cosas, como estar con mis seres queridos o cocinar, pero es mucho tiempo con la raqueta. Ahora mismo solo estoy pensando en mejorar cada día, ojalá me queden muchos años de carrera”.
Un 2020 para disfrutar. “Mi único objetivo de esta temporada es disfrutar cada partido que juegue. Este año voy a disputar la mayoría de mis torneos en el circuito ATP, un regalo después de haber jugado en 2019 la mayoría de eventos en el circuito Challenger. Ahora puedo enfrentarme a cualquier jugador que esté al otro lado de la red”.
Un punto de locura. “Me considero un jugador muy agresivo, aunque ahora intento ser más constante y no tan acelerado como antes, no estoy tan ansioso. Tengo mi parte de locura evidentemente, pero estamos trabajando para que esté más calmado en la pista”.
Cuarentena con Djokovic. "Entrené con Djokovic bastantes veces en dos semanas, justo después del confinamiento. A nivel mental es una bestia. Me cundió muchísimo estar con él para ver dónde estaba. Se aprende mucho, ya que estás dos horas entrenando a tope y pegando cada pelota donde tiene que ser”.
La dejada como columna vertebral. “Es mi mejor golpe. Aprendí a hacerlas cuando tenía tres años. Es una parte de mí y un recurso más. Hoy [ante Hurkacz] la he empleado en muchos puntos porque él es un jugador alto, y veía que era una manera para poder llevarme los intercambios”.
Golpes para ver con palomitas. “No los entreno. Años atrás sí que estaba muy concentrado en entrenar golpes así, pero ahora me he asentado en el circuito y creo que las bolas impresionantes llegan solas… Quiero ser regular, y todavía me queda mucho camino”.
Sin presión en la clasificación. “Llegar al Top- 100 fue un gran paso. Veo grandes cosas en mi futuro, pero no estoy pensando en subir posiciones en la clasificación, estoy pensando en ser mejor. He ido consolidando mi juego en los Challenger y eso me ha llevado hacia arriba. Gané ritmo en este tipo de torneos para acabar probando en el circuito ATP”.
Por abajo, como Kyrgios. “Veo mucho tenis por televisión, también esa forma de sacar. Todo esto viene porque entreno con Enrique López. Lo hice por primera vez en el Challenger de Marbella. Lo he estado entrenando, y en algunos momentos he considerado adecuado utilizarlo”.