A Victoria Azarenka no le quedó más remedio que levantar los brazos y aplaudir. Para llegar a las semifinales del Premier 5 de Roma, Garbiñe Muguruza necesitó superar un cruce lleno de curvas frente a una de las mejores tenistas del momento, finalista el pasado fin de semana del US Open. Fue la confirmación que buscaba la española en el Foro Itálico. Garbiñe necesitaba saber dónde estaba y la remontada del sábado (3-6, 6-3, 6-4 a la bielorrusa) se lo dejó bien claro: a dos pasos del título de Roma (ahora se mide con Simona Halep, que avanzó tras el abandono de Yulia Putintseva con 6-2, 2-0) y con Roland Garros a la vuelta de la esquina (desde el próximo 27 de septiembre), la campeona de dos grandes está lista para todo.
“Ha sido un partido muy bueno por los dos lados”, reconoció Muguruza después de la victoria. “Me he enfrentado a una jugadora que viene en racha y he tenido que sacar mi mejor tenis para ganar. Ha sido una batalla buena, exactamente lo que estoy buscando”, continuó la española. “Estoy jugando bien cada partido, luchando hasta el final. Eso ha contribuido a que avance lejos en cada torneo que he disputado este año. Hoy he estado detrás de ella hasta que le he dado la vuelta”.
Azarenka decidió viajar a Roma tras perder el partido decisivo del US Open el pasado sábado ante Naomi Osaka. Sin importar el cambio de superficie (de pista dura a tierra batida), la diferencia horaria (seis horas con Nueva York) y el poco tiempo de adaptación, la bielorrusa debutó el miércoles ganando Venus Williams, luego le propinó un doble 6-0 a Sofia Kenin (la vigente campeona del Abierto de Australia) y alcanzó las semifinales después de la retirada de la rusa Kasatkina (6-6 y abandono).
Al principio, esa tenista en estado de gracia le puso las cosas muy difíciles a Muguruza durante un primer set líneal, maravilloso de Azarenka. Anulando el plan de asalto de la española, la número 14 mundial jugó de maravilla para llevarse el parcial inaugural sin ceder una sola vez su saque, toda una muestra de poder, todo un aviso a su contraria.
Eso, sin embargo, cambió pronto.
Desde el principio del segundo set hasta el final del encuentro, las rivales sumaron un break tras otro (12 entre ambas) y el duelo entró en una dinámica peligrosa, dando bandazos. En esa situación reinó Muguruza, inabordable en los peloteos y con el temple necesario para sacar adelante un partido que se le había complicado horrores. Sirva la palabra que le gritó Conchita Martínez, su entrenadora, al levantar los brazos para reflejar el precio del triunfo: Gladiator.
El domingo, a esa luchadora le espera Halep. La número dos del mundo es el test más duro de la semana, y eso son palabras mayores porque Garbiñe ha tenido un cuadro infernal (Sloane Stephens, Coco Gauff, Johanna Konta y Azarenka) para llegar a la penúltima ronda en Roma.
“Es una semifinal de un gran torneo así que lo lógico es enfrentarte a las mejores”, anticipó la española, que ha ganado cuatro de los seis precedentes ante la rumana. “Va a ser otra batalla. Está jugando bien y es una experta en tierra batida. Espero un partido muy duro, pero estoy contenta de tener esta oportunidad de llegar a la final”.