A Mackenzie McDonald seguirá sin gustarle mucho jugar en tierra batida, eso seguro. El martes, Rafael Nadal le propinó una paliza al estadounidense (6-1, 6-0, 6-3) para llegar a la tercera ronda de Roland Garros, donde le espera Stefano Travaglia, ganador 6-4, 2-6, 7-6, 4-6, 6-2 de Kei Nishikori. Lejos de ser un buen termómetro de su nivel, la victoria no le dijo mucho al español: más allá de que sigue haciendo las cosas que necesita para avanzar, su rival planteó una resistencia nula para sacar conclusiones que le sirvan de algo en el futuro cuando las cosas se compliquen. [Narración y estadísticas]
“No creo que sea un partido que me haga saber dónde estoy”, reconoció Nadal tras el encuentro y sumar 440 victorias en arcilla. “He ganado con un resultado muy positivo, mal no está. Quiere decir que muchos errores no cometes y consigues marcar diferencias. Sé que en la siguiente ronda me van a exigir más”.
Al igual que el día de su estreno en el torneo, Nadal encontró una tregua del tiempo. Así, el español jugó al aire libre, sin necesidad de usar el techo de la central, con 19 grados de temperatura y sin apenas viento. Esas condiciones facilitaron su entrada al encuentro y acunaron un triunfo lineal, sin una sola curva frente a un rival muy endeble, falto de recursos para inquietar al número dos del mundo sobre tierra.
"Cuando no hace tanto frío la bola no se siente una piedra en la raqueta”, reconoció luego el mallorquín. “Creo que los siguientes días vuelven a dar sensaciones terminas de cinco grados, ahí se apreciará lo que es una pelota así. Pero estas condiciones, las que hemos tenido hoy, no son extremas como otros días, son perfectamente jugables”.
McDonald aterrizó en el cruce con solo tres victorias en arcilla. Ese pobre bagaje tardó muy poco en reflejarse en el marcador: después de un primer juego peleado (dos veces llevó a Nadal hasta el 40-40), el estadounidense se deshizo como un azucarillo en una bañera llena de agua. Fue un hola y adiós, bienvenido y hasta otra ocasión.
Dando pasitos adelante con respecto a su estreno (más velocidad en el saque o más daño con su drive, por ejemplo), pero sin hacer nada extraordinario, el español ganó 11 juegos seguidos (de 1-1 a 6-1, 6-0). McDonald detuvo la hemorragia ganando su primer saque del tercer set, pero llegados a ese momento había poco que hacer. El estadounidense se soltó un poquito hasta ganar tres juegos que no sirvieron para nada. Como quedó claro desde el arranque, Nadal avanzó a la tercera ronda sin mucho para valorar.
“Puedo mejorar el dinamismo”, avisó Nadal. “Creo que he combinado golpes buenos con algunos errores, pero confío que el nivel de exigencia me vaya llevando hasta ahí. Mis sensaciones están siendo buenas, estoy dando pasos hacia delante. Hay que tener los pies en el suelo e intentar avanzar cada día en algo”.
¿Dónde está ahora mismo el campeón de 19 grandes? Por ahora, la pregunta más importante para asaltar su decimotercera Copa de los Mosqueteros sigue sin respuesta.