Rafael Nadal debería haber estado debutando en el Conde de Godó el miércoles 29 de abril, pero ese día el tenista estaba en su casa de Porto Cristo jugando al videojuego Tennis World Tour contra DjMariiO, el reconocido creador de contenido, con miles de personas siguiendo el encuentro a través de la plataforma Facebook Gaming.
Ocurrió durante el Mutua Madrid Open Virtual Pro, un torneo con fines benéficos creado para ayudar a los tenistas más castigados por la pandemia de la Covid-19, y reflejó perfectamente cómo el virus alteró la vida de todas las personas sin importar nombre, clase o condición: sin imaginarlo, Nadal pasó de tener que estar saltando a la pista central de Barcelona a encender su PS4 para jugar virtualmente contra un youtuber en la Caja Mágica.
"Al principio, las noticias eran tan terribles que se hacía difícil tener ganas de nada", confesó el campeón de 20 grandes aquellos días. "Me era difícil tener ilusión por levantarme y hacer cosas. Los seres humanos nos adaptamos a lo que hay y valoramos las cosas cuando no podemos tenerlas", siguió el tenista. "De esta crisis lo que tendríamos que aprender es a no estar tan crispados, a no frustrarnos por cosas que al final tienen una importancia relativa. A mí me ha costado personalmente, hemos estado dos meses y medio parados. Para la gente que ha seguido trabajando desde casa con ordenador creo que ha sido un poquito menos complicado porque mataban muchas horas en cosas que están acostumbrados", siguió el número dos. "En mi caso es diferente: sin parar de un lado para otro viajando y de repente un parón tan brutal… necesitas un tiempo para asimilarlo".
El 22 de marzo, una semana después de que entrase en vigor el estado de alarma en España, Nadal se disculpó por haber estado desconectado de las redes sociales y mandó un mensaje de agradecimiento a todo el personal sanitario que estaba luchando en primera línea de batalla, así como otro de ánimo dirigido a las familias afectadas por el coronavirus.
No fue un apagón casual: después de regresar de Indian Wells tras la cancelación del torneo (8 de marzo), el número dos del mundo necesitó un tiempo para digerir todo lo que estaba ocurriendo en el mundo. Superado ese impacto inicial, el tenista se puso en marcha con la fuerza que le caracteriza.
Así, Nadal llamó a Pau Gasol y juntos se unieron, lanzando de la mano de la Cruz Roja una campaña de donaciones con el objetivo de recaudar 11 millones de euros para ayudar a los ciudadanos que atravesaban situaciones de necesidad en plena crisis de emergencia sanitaria. El 6 de mayo, a través de una charla de Instagram Live, los dos deportistas confirmaron que habían superado los 14 millones de euros, rebasando con creces la meta inicialmente marcada.
Durante esos días de encierro, y además de unir su nombre a acciones solidarias de todo tipo, Nadal pasó las horas cocinando, viendo series o jugando a la videoconsola mientras el calendario iba tomando forma y la idea de renunciar a jugar la gira americana (Cincinnati y US Open) se cocinaba en la cabeza del jugador, que el 4 de junio volvió a entrenarse en casa de un amigo con pista de tenis, el primer paso del camino que el domingo le llevó hasta su decimotercer título de Roland Garros.
"En estos últimos años he conseguido jugar a un gran nivel de tenis sin la necesidad de sobrecargar mucho el calendario", avisó el mallorquín. "El tema está en prepararme adecuadamente. Todos los tenistas nos hemos visto obligado a hacer un parón y supongo que todos deberíamos estar preocupados. Estoy seguro de que con buenos entrenamientos y organizando bien mi calendario voy a ser competitivo".
Dicho y hecho.
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