Rafael Nadal ha admitido que no le "gusta pegarle a la bola sin pasión", y que por ello está jugando "muchos menos días al año" que en sus inicios como jugador profesional de tenis.
El Nadal más íntimo y personal ha recibido este viernes a Bertín Osborne y su programa Mi casa es la tuya en la academia de Manacor, en una entrañable y divertida tertulia deportiva-gastronómica en la que participaron familiares, amigos y Carlos Moyá, entrenador del protagonista del programa de Telecinco.
El ganador de veinte títulos de Grand Slam se puso el delantal de cocinero (preparó una comida con productos del mar, "no como carne", dijo) y, entre fogones, y después sentado a la mesa, contó aspectos inéditos de su vida personal y profesional.
Rafa contó los problemas que le surgieron en su físico a raíz del confinamiento: "El parón por el confinamiento le fue bien a mis rodillas, pero no a mi pie. Se me quedó destrozado y pasé tres meses jodidillos yendo a Barcelona a hacerme tratamiento. Iba a entrenar y no podía moverme. No me acuerdo de lo que es jugar sin dolor".
Dijo que el tenis, para él, "siempre ha sido algo serio", a pesar de que "no recuerda" cuándo fue la última vez que jugó un partido sin ninguna clase de dolor: "Procuro no quejarme porque las cosas me han ido mucho mejor de lo que nunca me hubiera atrevido a soñar", confesó.
Además, se refirió a la 'crisis' que sufrió el año pasado: "Me dio un bajón y estuve pensando en no jugar durante cinco meses. Es que había tenido muchas lesiones en 2018 y el 2019 había empezado igual. Un día llevaba cinco minutos entrenando con Carlos en Manacor y le dije 'hasta aquí'. Nos fuimos a andar a las montañas. Mi equipo me ayudó a tomar la decisión difícil de pelear. Meses después ganaba Roland Garros, US Open y terminaba como número uno".
El tenista también contó una faceta de su matrimonio inédita hasta ahora: "Solo llamo María Francisca a mi mujer, Mery Perelló, cuando hay una cierta tensión entre nosotros, pero no la hay nunca", explicó, entre risas.
Y la ilusión de tener un hijo: "Yo pensaba en ser padre cuando me retirara, pero es que siempre pensé que a los 30 años estaría 'kaput'", precisó.
"¿Tiene algún defecto Nadal?", preguntó Bertín Osborne al grupo de invitados. Uno de sus amigos respondió: "La puntualidad no es una de sus mejores virtudes". La respuesta del ídolo, también entre risas, fue inmediata: "En la boda me la devolviste por veinte".
Afición al Real Madrid
A la pregunta de por qué era del Real Madrid respondió: "Mi familia siempre fue del Madrid; cuando mi tío (Miguel Ángel) se fue al Barcelona, como es normal le apoyamos y nos hicimos del Barça; después algunos regresamos a nuestros orígenes, otros no".
Dijo, asimismo, que los médicos le aseguraron que no volvería a jugar tenis a un nivel alto por una lesión degenerativa en su pie izquierdo. "Me recomendaron una plantilla muy agresiva y no me cabía el pie; ya no la uso, pero gracias a esa plantilla pude seguir jugando al tenis. Solo tenía 19 años y lo pasé muy mal", explicó.
Nadal recordó sus inicios con la raqueta y los "intensos y exigentes" entrenamientos a los que le sometía su tío y primer entrenador Toni Nadal: "Jugaba a dos manos tanto con el 'drive' como con el revés. Cuando tenía 10 años mi tío me dijo que había que cambiar el 'drive' a una mano y me puso como ejemplo a los grandes jugadores de tenis: Nadie juega con golpes de izquierda y derecha a dos manos, tienes que elegir, me dijo.
Reconoció, finalmente, que el tenis "es mas divertido" para él cuando se siente bien físicamente: "No me gusta pegarle a la pelota sin pasión. Hay momentos en que me gustaría darme un respiro, pero el calendario es muy exigente, aunque ahora estoy jugando menos días al año", precisó el tenista mallorquín.