Rafael Nadal acarició el pase a su tercera final de la Copa de Maestros, pero se despidió de Londres de manera muy dolorosa. El sábado, el español tuvo 6-3, 5-4 y saque ante Daniil Medvedev, pero no aprovechó la ocasión y se despidió 3-6, 7-6, 6-3 ante el ruso, que buscará el título el domingo frente a Dominic Thiem (7-5, 6-7, 7-6 a Novak Djokovic). El campeón de 20 grandes acabó el cruce cojeando y se marchó de vuelta al vestuario sin ocultar una tristeza lógica: con 34 años y una carrera de leyenda, Nadal seguirá sin ser maestro de maestros. [Narración y estadísticas]
"He perdido una ocasión importante de estar en la final y de ganar este torneo”, se arrancó el número dos del mundo. “Tuve el partido en mi mano con 5-4 y saque para cerrar el encuentro, pero hice un mal juego y eso le dio alas a Medvedev para engancharse de nuevo en el partido”.
Nadal siguió con entusiasmo el partido entre Djokovic y Thiem en la primera semifinal del torneo y el triunfo del austríaco redobló su instinto asesino: con Nole eliminado, el español se encontró ante una buenísima oportunidad de ganar por primera vez la Copa de Maestros, el único gran título que históricamente se le ha resistido en su carrera.
Decidido a subirse al tren, el español salió a jugar con Medvedev recordándose su historial frente al ruso: tres partidos jugados hasta hoy, tres victorias de Nadal. Esa cara a cara, sin embargo, no ocultó la realidad de los dos últimos enfrentamientos entre ambos: el mallorquín necesito apurar los cinco sets para imponerse en la final del US Open en 2019 y las tres mangas en la fase de grupos de la Copa de Maestros de ese mismo año, salvando un 1-5 y punto de partido.
Medvedev, invicto en el torneo (3-0), protagonista de una semana brillante (victorias frente a Djokovic, Alexander Zverev y Diego Schwartzman sin perder un set), se plantó en el cruce ante Nadal asumiendo la responsabilidad de considerarse favorito. Así, el ruso se blindó con un puñado de buenos saques, llevó la voz cantante con sus latigazos, desde todos los lados de la pista, a veces totalmente imprevisibles, y enseñó los dientes en el segundo turno de servicio del español (con 2-1), fabricándose tres pelotas de break que desperdició.
Después de tres juegos al saque, las estadísticas colocaron a Medvedev (100% de primeros servicios, tres aces, cuatro puntos perdidos y ninguna oportunidad de rotura concedida) muy por delante de Nadal (42% de primeros, ningún saque directo, 10 puntos perdidos y tres puntos de breaks enfrentados). La firmeza del balear, que sufrió de lo lindo durante más de la mitad de la primera manga, encontró recompensa cuando al ruso le abandonó ese primer saque y el número dos pudo poner la bola en juego para discutir los puntos de tú a tú.
Despojado del blindaje que le otorgaba el primer saque, Nadal se lanzó a por Medvedev y encontró el break que le dio el primer parcial (5-4). Hasta entonces, el mallorquín había exhibido un planteamiento táctico brillante: cambiando las alturas con su revés cortado para impedir que el ruso golpease la pelota a media altura, acelerando con el drive a la mínima que pudo y haciendo del saque y red un recurso tremendamente efectivo.
Tras perder esa primera manga, el ruso arrancó con rabia y en un parpadeo se colocó 4-1 y bola de rotura para hacer aún más grande la ventaja. El español, como siempre, se negó a desegancharse del encuentro y lo que ocurrió fue una lección de resistencia incompleta: Nadal ganó cuatro juegos consecutivos (de 1-4 a 5-4), perdió su servicio cuando buscaba celebrar la victoria (5-5) y acabó jugándose la clasificación en un tie-break eléctrico que se le escurrió entre las manos, poniéndole contra las cuerdas cuando había disfrutado de una posición muy cómoda para salir vencedor (6-3, 5-4 y servicio).
Con todo empatado, el ruso apostó por elevar el nivel de agresividad con el que había asaltado el duelo frente al español y puso la diana en el revés de Nadal. Cargando con violencia y paciencia contra ese tiro a dos manos de su rival, y abarcando la pista entera para defenderse de lo que le propuso Nadal, Medvedev se fue abriendo paso hasta una victoria mayúscula:hasta hoy, el mallorquín había ganado los últimos 71 partidos en los que se hizo con el primer parcial (24-0 en 2020).
Casi nada antes del desafío de buscar el titulo contra Thiem el domingo.