Victoria muy sufrida de Dominic Thiem ante el número 1 del mundo Novak Djokovic. El jugador austríaco se ha impuesto en un disputadísimo encuentro de semifinales al serbio por 7-5, 6-7 y 7-6 y es el primer finalista de la edición de 2020 de las ATP Finals. Con este resultado, repite el conseguido el año pasado cuando cayó ante el griego Stefanos Tsitsipas [Narración y estadísticas].
Thiem, que fue de más a menos en el partido, consiguió resistir los mejores momentos de un combativo Djokovic y tras perdonar varias pelotas de partido en el segundo set, se marcó una épica remontada en el tie break del tercero para certificar su pase a la gran final donde se medirá a Nadal o Medvedev.
Heroico el partido tanto por parte de Thiem como de Djokovic. Con más fuerza que brillo y con más ganas que técnica, los dos corazones se midieron en un duelo de poder a poder por un puesto en la gran final de la Copa de Maestros. El serbio, que demostró tener más vidas que un gato, resistió los ataques de Thiem hasta la extenuación, cuando fue remontado en un tie break del tercer set que fue realmente agónico.
El jugador austríaco, que fue finalista de la pasada edición en la que cayó derrotado frente a Stefanos Tsitsipas, llegó al torneo con la intención de, al menos, repetir ese resultado. Y ya lo ha conseguido. Ahora tienen licencia para soñar con el título, aunque lo primero será descansar y saborear una victoria agónica.
Thiem comenzó dominando el encuentro. Era capaz de imprimir una fuerza a sus golpes que hacía daño a Djokovic, hundido en el fondo de pista y a merced de su rival con un saque no que no era el de otra veces. Poco seguro, concedió muchas bolas de breaks en los compases iniciales, aunque no fue hasta el final de la primera manga cuando su rival consiguió realizar la primera rotura. Thiem, con un revés portentoso, algo que ha exhibido durante todo el torneo, y con una fuerza admirable, se llevaba la primera manga por 7-5.
La intención del finalista de 2019 estaba clara, poner la directa y aprovechar el bajón del serbio para cerrar cuanto antes el partido. El plan era el idóneo pues al número 1 del mundo nunca hay que darle por muerto. Y lo demostró. Subió el nivel de sus primeros y algunos errores de Thiem provocaron que las tornas se igualaran. Ambos fueron ganando sus saques mientras el fantasma del tie break asomaba en el horizonte. Querían aplazar la fiesta hasta el final.
Entonces, con el 6-6 iguales se desató la locura. Un tie break eterno, vibrante, repleto de corazón y de fallos clamorosos que tenía desquiciados a todos en la pista. Los asistentes al 02 Arena, pocos ante la falta de público, vieron como Thiem desperdiciaba hasta cuatro bolas de partido y como Djokovic se agarraba a la pista en cada uno de los intentos de su rival. Una auténtica gozada para los sentidos el despliegue del serbio que, con un esfuerzo máximo, daba la sorpresa y ponía la igualada tras el 12-10. Set para el número 1 por 6-7.
Thiem remonta
Con todo igualado llegaron ambos al tercer y definitivo set, ese que tanto le gusta a 'Nole' que quiere poner a los Grand Slams a la misma altura que el resto de competencias. Sin embargo, en este le salió rana. Los dos jugadores, visiblemente más cansados, se centraron en ir ganando sus saques casi sin intimidar al del rival. Ni Thiem era el arrollador que marcaba el ritmo en la primera manga, ni Djokovic estaba para muchas más aventuras. Pacto de caballeros y, de nuevo, fiesta final en el tie break.
El desenlace del último y definitivo set sí fue realmente sorprendente. El serbio comenzó dominando con claridad, sin dar opción a su rival. 4-0 de inicio y el partido parecía terminado. Después de todo lo sufrido y de todas las oportunidades tenidas, Thiem se iba a quedar a las puertas de la final. Sin embargo, Djokovic mostró una flaqueza pocas veces vista en él y se derrumbó como un castillo de naipes. Thiem, poco a poco, fue creyéndose la remontada y consiguió darle la vuelta a la contienda. Al final, victoria por 7-5 en el tie break del tercer set y pase de oro a la final para Thiem, que ya espera, destrozado, a que Nadal y Medvedev den su propio espectáculo.