Se terminó la espera, Rafael Nadal vuelve a jugar este martes. El mallorquín, que no pisa una pista de manera oficial desde el pasado 21 de noviembre, cuando cayó en las semifinales de la Copa de Maestros de Londres frente al ruso Medvedev, abre su temporada 2021 este martes ante Álex de Miñaur (3-0 en el cara a cara) en el segundo partido de la eliminatoria de la ATP Cup que enfrenta a España con Australia (Roberto Bautista abre la serie contra John Millman) en la Rod Laver Arena de Melbourne Park.
Es una situación inusual que refleja como las garras de la covid alcanzan a todos, de una u otra manera: el Abierto de Australia arranca el próximo día 8 de febrero y Nadal se juega la posibilidad de convertirse en el tenista con mayor número de grande de la historia (ahora mismo está empatado a 20 con Roger Federer), pero va a disputar al menos dos partidos (también se medirá a Stefanos Tsitsipas el miércoles) con el primer gran objetivo de la temporada a la vuelta de la esquina.
"Es una situación muy inusual para la mayoría de nosotros", avisó el mallorquín el domingo por la mañana, sentado frente a los periodistas en la rueda de prensa previa al estreno de España en el torneo. "Casi todos sabéis que nunca juego la semana antes de un Grand Slam. Es un poco nuevo y a la vez una situación extraña, pero aquí estoy para dar lo mejor de mí en cada momento, al igual que el resto del equipo".
Nadal no compite la semana anterior de un grande desde 2007, cuando jugó en Sídney a pocos días de disputar el Abierto de Australia. La situación, excepcional para todos, ha llevado al español a tomar la decisión de volver a hacerlo para no llegar al primer Grand Slam de la temporada sin ritmo de competición después de que el inicio del año sufriese más de un mes de retraso como consecuencia de la pandemia. Pese que a su edad (34 años), y con el castigo acumulado que lleva en el cuerpo tras un rosario de lesiones, lo recomendable es medir al milímetro cada esfuerzo, el tenista concluyó con su equipo que lo mejor era correr el riesgo.
"Personalmente, la preparación ha sido positiva", aseguró Nadal, que aterrizó en Melbourne el pasado sábado después de someterse a la cuarentena obligatoria de dos semanas en Adelaida. "He podido entrenar unas dos horas al día allí. Algunos días un poco más. He trabajado en las cosas que me tocaban para estar listo y ahora es el momento de empezar a jugar", prosiguió el número dos mundial, que el año pasado impulsó a España hasta la final del torneo, donde la Serbia de Novak Djokovic terminó alzándose con el título.
Así arranca un año extraño, pero crucial en la pelea por ser mejor el mejor de todos los tiempos. En Melbourne, con Nadal de vuelta, empieza la fiesta.