Tras la clasificación de España para las semifinales de la ATP Cup, un partido innecesario entre dos de los mejores jugadores del planeta. Stefanos Tsitsipas y Roberto Bautista se midieron en el segundo cruce de la eliminatoria sin nada en juego, salvo algunos puntos y un pequeño botín económico. Fue un entrenamiento con el envoltorio de la competición que ganó el griego (7-5, 7-5) para acabar con la imbatibilidad del español en la competición (7-0 hasta hoy). El triunfo, en cualquier caso, no le sirvió para nada más: será La Armada la que se juegue el pase a la final el sábado ante Italia, a pesar de que Grecia se llevó la eliminatoria por 2-1 después de la retirada del punto de dobles de Pablo Carreño y Marcel Granollers tras entrar a la pista para disputar un juego.
“Fue un buen partido”, resumió Tsitsipas. “Creo que jugué muy sólido y con agresividad. Mi derecha me funcionó muy bien, como mi saque”, prosiguió el griego. “Ejecuté bien mi plan de juego. Tenía una idea clara de lo que pretendía hacer en la pista”.
Una vez Carreño tumbó a Pervolarakis, dándole a la selección el punto que necesitaba para superar la fase de grupos, los capitanes tomaron la decisión de no hacer cambios, manteniendo a Tsitsipas y Bautista para un enfrentamiento descafeinado por la falta de alicientes. El número seis del mundo, que había vencido al español en el único enfrentamiento entre ambos (cuartos de final del Abierto de Australia de 2019), celebró la victoria porque jugó un encuentro que solo le sirvió para avisar al vestuario: el gran objetivo del griego es hacer suyo el 2021.
Hasta el 5-5 del primer set, los oponentes mantuvieron un pulso bien igualado. A partir de ese momento, Tsitsipas se soltó y embistió a su rival de ganador en ganador, descosiendo las defensas de Bautista a pelotazo limpio, generando tiros imposibles con una facilidad aterradora. Ante tal aluvión, el español podría haber tomado la decisión de no dejarse la vida en intentar remontar un partido sin más historia y guardar fuerzas para la eliminatoria ante Italia.
Bautista, claro, lleva otra cosa en la sangre: pelear aunque no haya nada en juego. Así, el español pasó de estar 2-5 a 5-5, salvando tres puntos de partido por el camino y enseñándole los dientes a su contrario. Esa recompocisión amenazó con llevar el encuentro a una tercera manga hasta que el griego subió una marcha más que puso fin al duelo.
Lo vieron muy poquitos espectadores en las gradas de la pista John Cain, con el techo desplegado para proteger a los jugadores de la lluvia. Los que estuvieron en las butacas, sin embargo, disfrutaron de un Tsitsipas perfecto que tocó la bola limpia y con una potencia demoledora para marcharse abrazado a una victoria estéril que confirma lo que ya se sabía: el griego es uno de los grandes candidatos para ganar el Abierto de Australia.