A Garbiñe Muguruza no le duró Marketa Vondrousova ni una hora. En 51 minutos, la española despachó a la rusa (6-1, 6-0) y se clasificó para la final de uno de los torneos WTA 500 que se están disputando en las Melbourne Summer Series. El domingo, la campeona de dos grandes se medirá a Ashleigh Barty, número uno mundial, por su primer título desde abril de 2019, cuando se coronó en Monterrey.
“La verdad es que ha sido un partido muy bueno”, reconoció Muguruza ante los periodistas cerca de las tres de la tarde de Melbourne. “Me he encontrado genial, dominando. Es muy bonito jugar al tenis en días así, pero no suele ocurrir. Hay pocos partidos en los que me haya sentido tan bien a lo largo de mi carrera”.
La española consiguió destrozar a la número 21 adueñándose de todas las facetas del juego. Como siempre, Muguruza apostó por su estilo de juego clásico: echar la puerta abajo en lugar de esperar a que llamen al timbre. Vondrousova, una pegadora de la escuela Rusa, no tuvo más remedio que encogerse de hombros con cara de asombro cuando en menos de una hora estaba buscando el camino de vuelta al vestuario.
“Estoy muy ilusionada porque es una gran final ante una gran rival”, avisó Muguruza sobre el cruce del domingo contra Barty, que domina por 3-1 el cara a cara. “Todas las veces que hemos jugado han sido partidos difíciles”, añadió la española, que en su camino solo ha perdido 10 juegos, guardando unas fuerzas que agradecerá cuando el lunes comience el Abierto de Australia. “Han sido partidos cortos, pero no deja de ser competición, nervios, tensión… Va a ser diferente acabar un torneo y empezar un Grand Slam justo a continuación”, reconoció. “Intentaré buscar frescura, supongo que como todas”.
El primer grande del año, sin embargo, todavía no es una prioridad: por encima de todo, Muguruza solo quiere ganar a Barty para levantar otro título más.