Primera gran prueba superada. Rafael Nadal aterrizará en los cuartos de final del Abierto de Australia con la tranquilidad de llegar en línea ascendente al tramo final del torneo. Este lunes, el español tumbó a Fabio Fognini (6-3, 6-4, 6-2), confirmando así su recuperación en los problemas de la espalda que llevaba más de dos semanas arrastrando, los mismos que le impidieron jugar la ATP Cup y prepararse a conciencia para el primer grande de la temporada. El cruce, además, demostró que el campeón de 20 grandes ha llegado a tiempo: Nadal está dando pasos adelante para acercarse a una versión que le va a permitir pelear por todo en las últimas rondas.
“Obviamente, la perspectiva del torneo es diferente ahora con respecto a hace cinco días”, reconoció el mallorquín, citado el próximo miércoles con Stefanos Tsitsipas, que avanzó sin jugar después de la retirada de Matteo Berrettini como consecuencia de una lesión abdominal.“Hoy ha sido una victoria importante para mí contra un rival que siempre me ha causado problemas. He conseguido encontrar la manera de ganar. Me he cansado en algún momento, pero es lógico. A nivel físico, uno también se ve afectado cuando lleva 19 días sin poder entrenar”, prosiguió el número dos. “Partidos como el de hoy seguro que me ayudan a ponerme en forma de nuevo. Físicamente me he encontrado mejor que hace dos días, más rápido y resistente. Es un buen triunfo”.
En mitad del partido, con Fognini dominando 4-2 en el segundo set después de perder el primero, Nadal construyó una reacción que despejó cualquier duda sobre su nivel. Primero, el español recuperó el break nada más perderlo (3-4). Luego, se enfrentó a tres pelotas de rotura (3-4, 0-40) que salvó a lomos de un buen saque, abandonado el servicio cortado que utilizó los primeros días para proteger su espalda. Finalmente, volvió a celebrar un quiebre (5-4) que le dejó medio triunfo amarrado, metiéndose en la cabeza de su contrario y amargándole la existencia hasta hacerle inclinar la rodilla.
Antes de eso, el duelo estuvo siempre controlado por el mallorquín.
Fognini tiene la habilidad de poder producir golpes ganadores desde cualquier lugar de la pista y sin hacer ningún esfuerzo, lo que convierte al italiano en un rival imprevisible, muy peligroso. Vivir exclusivamente del talento, sin embargo, tiene un alto peaje: los altibajos. Eso hace que Fognini en una presa asequible para Nadal, rey de la constancia, todo un seguro de vida.
Solo en su primer juego al saque del partido, en el que terminó concediendo un break, el italiano cometió dos dobles faltas y otros dos errores no forzados para perder su servicio y comenzar el encuentro con el paso cambiado. Un arrebato de magia (¡qué paralelo fulminante!) le acercó en el marcador, rompiéndole el saque a Nadal (2-3) y amenazando con llevar el encuentro al punto de partida. El balear, claro, no se lo permitió: le devolvió la rotura (4-2) y aceleró para hacerse con la primera manga.
“La preparación no ha sido la ideal”, recordó luego Nadal. “Posiblemente, estoy con un déficit comparado con otros, pero día a día las cosas van a mejor. Estoy en cuartos de final de un Grand Slam. Está todo por ganar, nada que perder. Veremos lo que pasa en el siguiente partido. Hoy he dado un paso adelante, pero necesito seguir dando más”.
El español jugó mejor que su contrario la gran parte de la mañana. Cuando el cruce se enredó en el segundo set, Nadal supo cómo solucionarlo para darle una estacada definitiva a Fognini. Así conquistó el número dos los octavos de final en Melbourne: con su mejor actuación del torneo justo cuando era lo que necesitaba. Cuidado, que ya viene.