En el tenis profesional no se puede tener falta de ritmo de competición ni perdonar una pelota de partido. Eso es lo que le ha sucedido este jueves a Roger Federer, que ha caído en el ATP 250 de Doha ante Nikoloz Basilashvili en tres sets (3-6. 6-1 y 7-5). El suizo pudo ganar en el tercer set, pero se complicó la vida y el georgiano se lo hizo pagar. El tenista de 39 años ha regresado esta semana a las pistas después de 13 meses sin competir y lo ha pagado en este partido.
Una doble cirugía de rodilla el año pasado, hace ya 13 meses, hizo temer por un retiro del tenista suizo, pero él nunca pensó en abandonar pese a no deberle nada a nadie a estas alturas. Es por lo que planteó un calendario muy tranquilo para dar sus primeros pasos en este 2021. El helvético ha estado en Doha y lo siguiente será afrontar el ATP 500 de Dubái. De esta manera, se perderá un nuevo Masters 1000, el de Miami.
Conforme pasaban los minutos del partido, las energías se le iban agotando al campeón de 20 Grand Slam. Es por lo que la efectividad con su revés y la potencia de piernas suficiente para que su drive se convirtiera en puntos. Por precaución, miedo o ambas, las derechas del suizo se iban esfumando fuera de la pista o se quedaban a medio gas para alegría de Basilashvili. Ahí el georgiano empezó a crecer y a creer en que podía tumbar a Federer.
Con 40 y firmando un regreso casi milagroso, si Roger logra tener buen sabor de boca, tendrá la despedida que se merece. Tras perderse el Open de Australia, en su calendario aparecen dos fechas claves: Wimbledon (28 de junio - 11 de julio) y los Juegos de Tokio (23 de julio - 8 de agosto). Este 2021 es tan especial en el mundo del tenis por ser, quizá, el último año en el que se pueda ver al Big Three compitiendo al mismo tiempo y por algún gran título, sea un Grand Slam o el oro olímpico.
Feliz por volver
"Volver a mi edad no es algo fácil, con mi equipo ha sido mucho más sencillo, pero ha merecido la pena por jugar un partido como el de hoy", dijo Federer, quien en agosto cumplirá 40 años. Su último triunfo había sido ante Tennys Sandgren en el Open de Australia 2020 y le costó bastante entonarse. Pero, más allá de las victorias o derrotas que pudiera conseguir en Doha, lo que necesitaba era jugar y sentirse bien.
Su vuelta ilusiona, pero también ha de tratarse de forma realista. No será como en 2017, cuando resurgió tras un 2016 en el que tocó fondo y logró ganar en Australia y luego en Wimbledon. Ojalá pueda tener un gran papel en los próximos torneos.
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