España no levanta cabeza. Un día antes de debutar en la fase final de la Copa Davis ante Ecuador, Carlos Alcaraz dio positivo en covid-19 y dejó al equipo en una situación muy delicada: después de la baja de Roberto Bautista, que renunció hace dos días por una lesión abdominal, el KO del murciano provoca un terremoto a pocas horas del estreno. Así, el capitán Sergi Bruguera, que llamó de emergencia a Pedro Martínez (número 60 mundial), tendrá que elegir entre el valenciano, Albert Ramos (45) o Feliciano López (106) como número dos de La Armada para jugar el primer individual de la eliminatoria (Pablo Carreño disputará el segundo) mientras piensa cómo reorganizar la pareja de dobles, que en principio iban a formar Marcel Granollers y López. Al golpe logístico, en cualquier caso, se le suma otro más importante: el emocional.
“Estoy triste por la manera en la que me pierdo un torneo tan importante y especial para mí como es la Copa Davis”, escribió el joven de 18 años en su cuenta de Instagram. “Me hacía mucha ilusión poder jugar y representar a mi país aquí en Madrid, pero a veces las cosas no suceden como uno quiere y hay que sobreponerse”, prosiguió. “Es un palo muy duro, pero habrá que levantarse ante esta situación y salir reforzado. De momento me encuentro muy bien, con síntomas leves. Veremos cómo va progresando”, cerró el murciano, que permanecerá aislado bajo la supervisión del jefe de los servicios médicos de la federación española.
El positivo de Alcaraz, que estaba vacunado, obligó a tomar decisiones rápidas. España canceló el entrenamiento de por la tarde “por decisión del capitán” mientras todos los miembros del equipo se refugiaban en sus habitaciones después de someterse a una prueba PCR que descartase más casos, algo totalmente lógico tras casi una semana de convivencia. Los resultados, sin embargo, arrojaron tranquilidad dentro del caos: todos negativos, a excepción del murciano que volvió a dar positivo en el segundo test que se realizó el jueves por la tarde buscando la confirmación del diagnóstico.
La explosión de Alcaraz, protagonista de una temporada fantástica (34 mundial, dos títulos y tres victorias ante rivales del top-10), había amortiguado el efecto de la ausencia de Rafael Nadal, que sigue recuperándose de la enfermedad de Müller-Weiss tras someterse a un tratamiento en Barcelona el pasado mes de septiembre, con el objetivo de arrancar 2022 en un buen estado de forma. Aunque la falta del campeón de 20 grandes es un roto imposible de arreglar, la presencia del murciano en el equipo despertó una ilusión que invitó a soñar en la conquista de otra Ensaladera tras ganar seis (2000, 2004, 2008, 2009, 2011, 2019) en una época maravillosa.
Las cosas, evidentemente, se han puesto muy peliagudas. Sin Bautista ni Alcaraz, España está en cuadro.
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