Al final de la noche, cuando las fotógrafos han dejado de disparar sus flashes, el campeón echa la vista atrás y dice palabras cargadas de sentido.
“Ganar siempre es especial, sea el título que sea. Es uno más para mi currículum, pero estoy feliz, especialmente por saber de dónde venimos y por todo el trabajo que hemos hecho. He tenido a mi familia y al equipo de manera incondicional durante todos estos meses, que han sido complicados. Ha habido muchas dudas, y las sigue habiendo. No nos vamos a engañar: es solamente el comienzo, pero es un comienzo positivo. Estoy muy satisfecho”.
El domingo, y tras más de cinco meses parado como consecuencia de la enfermedad de Müller-Weiss, una displasia del escafoides tarsiano que sufre desde 2005 en su pie izquierdo, Rafael Nadal levantó el título en el Melbourne Summer Set, un torneo de categoría 250, venciendo 7-6, 6-3 a Maxime Cressy. Lo hizo, además, tras superar la covid-19 pocos días antes de subirse en un avión rumbo a Australia, un contratiempo que puso patas arriba todos sus planes. Por eso, que el reencuentro del español con la competición terminase en victoria fue una alegría tremenda.
“No soy muy de decirlo, pero estoy bastante satisfecho a nivel personal”, reconoció el campeón de 20 grandes tras hacerse con el trofeo, que le permite estirar a 19 el número de temporadas consecutivas en las que ha sumado al menos una corona. “He pasado por muchos momentos complicados y nunca he perdido la ilusión y el espíritu de trabajo con una actitud adecuada. Me siento muy feliz por ello y recoger la recompensa con un título siempre vale la pena”.
Nadal jugó su último partido de 2021 el viernes 6 de agosto en los octavos de final de Washington. La derrota ante Lloyd Harris llevó al tenista a tomar una decisión previsible y dolorosa: tras renunciar semanas antes a dos citas subrayadas en el calendario (Wimbledon y los Juegos Olímpicos de Tokio), el español decidió terminar su año para centrarse en la recuperación del pie, pensando en volver a darse la oportunidad de pelear por cosas importantes.
Así, el 11 de septiembre Nadal reapareció con muletas en Barcelona para anunciar que se había sometido a un tratamiento que le tendría varias semanas parado. Fueron días de dudas que desembocaron en más preguntas sin respuesta cuando el balear regresó a los entrenamientos y el pie respondió con dolores y problemas, obligando a reducir su tiempo en pista (media hora o 40 minutos) y llevándole a jugar sin moverse.
Un mes de antes de viajar a Australia, sin embargo, Nadal dio un paso al frente y empezó a ilusionarse con la posibilidad de competir a un nivel que le permitiese luchar por las cosas que todavía le motivan. El 20 de diciembre, al volver de un torneo de exhibición en Abu Dhabi, el mallorquín dio positivo en covid-19 y se le vinieron abajo todos los sacrifios que había hecho durante los meses anteriores.
Todos esos malos momentos quedaron atrás el domingo cuando Nadal celebró el triunfo ante Cressy, abriendo camino hacia el siguiente gran objetivo: llegar preparado al Abierto de Australia.
“Esperemos que esta victoria le dé confianza de cara a la semana que viene, que es el objetivo grande”, dijo a este periódico Carlos Moyà, uno de los entrenadores del número seis. “En general, ha sido un torneo positivo: tres partidos y tres victorias, sin perder un set. Su tenis ha sido irregular, lógico tras tanto tiempo sin competir. Es normal que haya altibajos o falta de confianza a la hora de cerrar los partidos. Nada extraño tras todo el proceso que ha pasado”.
“Después de tanto tiempo sin competir, y con los problemas que tuvo el año pasado, jugar el primer torneo y ganarlo es muy importante para su confianza”, aseguró a EL ESPAÑOL Marc López, que este año se ha unido al equipo técnico de Nadal. “Encima es una doble alegría tras pasar la covid-19. Fue un golpe después de lo bien que había ido la pretemporada. Ahora tenemos una semana para entrenar y llegar de la mejor manera al Abierto de Australia”, cerró el catalán.
“Sé que vengo en una situación muy complicada”, confesó Nadal. “Las expectativas entiendo que siempre son altas, porque he conseguido lo que he conseguido en mi carrera, pero a día de hoy no me siento un candidato real para lo que puede venir dentro de una semana”, añadió el mallorquín. “Después, nunca se sabe. Las cosas cambian rápido en el deporte. Lo que tengo que hacer es estar preparado para lo que pueda pasar. Si las cosas van mejorando, aquí estaré. Voy a dar el máximo para intentar darme las opciones. Ahora mismo mi único objetivo es seguir mi camino, trabajar bien durante toda la semana y ver si llego bien preparado”.
El Abierto de Australia arranca el próximo 17 de enero en Melbourne y Nadal va paso a paso, sin renunciar a la ilusión de ganar el título y convertirse en el tenista con más grandes de toda la historia, rompiendo el empate que ahora mismo le une a Roger Federer y Novak Djokovic.
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