Nick Kyrgios y Thanasi Kokkinakis son los nuevos reyes de dobles del Abierto de Australia. La pareja, precisamente ambos australianos, se impusieron en dos sets (7-5 y 6-4) en una final en la que se midieron a dos compatriotas suyos: Ebden y Purcell. Ante su gente, el siempre polémico Kyrgios alzó el primer Grand Slam de su carrera aunque no haya sido individual.
Eran los favoritos y los más queridos por un público australiano que vivió una jornada especial. Ashleigh Barty, también australiana, conquistó el torneo en el cuadro femenino y unas horas después le siguieron dos compatriotas, aunque eso iba a ocurrir ganara quien ganara la final de dobles. Kyrgios y Kokkinakis ganaron en un partido que contó con la parte de show que acostumbra a dar esta dupla.
El triunfo de Kyrgios y Kokkinakis es la esperanza de que a partir de este punto pueda despegar la carrera individual de cada uno. Nick saltó a la pista avisando de la que podía liar en un día así, haciendo un directo en Instagram a la vez. Durante el partido le llegaron a abuchear y pidió, incluso, que expulsaran a tres espectadores que tuvieron que dejar la arena.
Su discurso final
El momento más esperado era cuando Kyrgios debía coger el micrófono tras levantar su título. No defraudó. Primer vaciló a su compañero, quien tomó la palabra primero: "Guau, veo que has madurado", bromeó. Nick, después de agradecer a su familia y a su novia el apoyo, pasó a ser el de siempre: "Sé que este (Kokkinakis) va a salir esta noche, vamos chicas. Lo dejo ahí antes de pasarme de la raya". Puro Kyrgios.
Special K's
Los ganadores, que vencieron en sus dos rondas previas a los sextos favoritos Tim Puetz y Michael Venus y a los terceros favoritos Marcel Granollers y Horacio Zeballos, consiguieron un 83% de puntos con primeros y cometieron sólo un error no forzado para cerrar una nueva magnífica actuación.
Los australianos de ascendencia griega, que recibieron una invitación por parte del torneo para participar en el cuadro de dobles, consiguieron su primer Grand Slam como equipo en la que fue su cuarta presencia como pareja en un major.
También se convirtieron en la primera pareja australiana en levantar el trofeo a orillas del río Yarra desde que en 1997 los locales Todd Woodbridge y Mark Woodforde se hicieran con su segunda corona.
La afición volvió a reunir a miles de jóvenes aficionados que apoyaron incansablemente a los special K's con un extraño abucheo que ha funcionado a modo de grito de guerra a lo largo del torneo.
La nota negativa de la final fue esa expulsión de tres aficionados que persistieron con sus gritos e interrumpieron el penúltimo juego para que fueran sacados del recinto.
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