Felix Auger-Aliassime jamás olvidará la ciudad de Róterdam. Ahí es donde ha vivido su primer amor con el tenis y con el sabor de la victoria. El jugador canadiense ya puede presumir de haber levantado el título que abre su palmarés ATP. Después de muchos intentos infructuosos, el Open 500 de la ciudad neerlandesa le ha dado la posibilidad de estrenarse y de dar un paso muy necesario en su madurez como tenista.
Perder es una parte inevitable del deporte y a fuerza de caer una y otra vez, se aprende a gestionar la frustración y el dolor. Sin embargo, es necesario ganar para también aprender a ganar. Ahora, Felix ya sabe lo que es hacerlo. Un título que ha llegado después de muchas derrotas y de momentos muy duros a pesar de ser un jugador muy joven.
A sus 21 años, Auger-Aliassime acaba de levantar al cielo su primer trofeo y de esta manera estrena sus vitrinas. Un triunfo que además tiene que ver con la superación mental que ha llevado a cabo el tenista canadiense y que se ha visto reforzada tras la llegada a su equipo técnico de Toni Nadal, tío y exentrenador de Rafa.
Después de haber llevado al jugador manacorí a las cotas más altas de su carrera profesional y a ganarse un puesto de privilegio en el Olimpo del deporte de la raqueta, Toni Nadal aspira a ahora a repetir su fórmula del éxito. De momento, el canadiense ya se ha estrenado y ahora afronta lo que será el año de su despegue definitivo. Después de haber perdido las últimas ocho finales que había disputado, Auger-Aliassime ya está preparado para ser uno de los más grandes bajo el modelo de Toni Nadal.
Róterdam pone la luz
Felix Auger Aliassime es uno de esos grandes talentos que vienen en el mundo del tenis. Sin embargo, el suyo parece un caso reservado a convertirse en leyenda. Algo así como sucede por ejemplo con el caso del español Carlos Alcaraz. Jóvenes prodigios que queman etapas a la velocidad de la luz.
Así se hizo un hueco entre los mejores del mundo este joven canadiense. Sin embargo, la mala suerte, la presión y la experiencia han jugado un papel complicado en su corta carrera deportiva. Pero para eso ha llegado Róterdam, para encender la luz que tenía apagada. O casi fundida.
El tenista se ha proclamado campeón del Open 500 tras vencer a uno de los mejores jugadores del mundo. El número 4 del planeta, Stefanos Tsitsipas, ha sucumbido ante el poderío arrollador de un Felix que ahora parece lanzado. Además, consolidó su triunfo con una batalla en la que no dio opción a su rival. 6-4 y 6-2 para quitarse todos sus miedos y sus fantasmas y abrir su era de éxitos.
Además, Felix cierra así un círculo muy especial ya que el destino ha querido que su primera gran victoria haya llegado en el mismo torneo que debutó en categoría profesional. Fue en el año 2018 a raíz de una invitación. Por aquel entonces era un adolescente que llamaba la atención y ahora es todo un gran campeón.
El camino correcto
Róterdam no solo ha supuesto la primera victoria en un torneo de su carrera. Ha supuesto también su primer éxito después de haber caído en las ocho finales individuales que había disputado con anterioridad. Muchos meses dando al palo y ganándose una fama de jugador negado y de mala suerte ante los triunfos.
El talento de Felix ha estado fuera de toda duda desde que su nombre empezó a sonar en los mejores torneos del mundo. Sin embargo, el hecho de haber llegado a tantas finales y no haber podido vencer le había creado un bloqueo mental. Ese fue uno de los motivos por los que acudió al regazo de Toni Nadal, el entrenador que había creado una de las mentes más fuertes de la historia del deporte.
Al talento de Auger-Aliassime va a ser complicado que alguien le pueda añadir algo más. Solo necesita un pequeño modelaje y guiado para convertirse en toda una leyenda. Sin embargo, sí necesitaba un profundo trabajo mental para situarse por encima de los resultados. Así es como Toni gestionó el carácter y la fortaleza mental de Rafa. Buscando siempre jugar bien y ser competitivo por encima de los títulos y de los números.
Dando siempre guerra, el destino y el deporte te mantienen arriba. Y así es cómo se ha producido también esta metamorfosis que Felix está experimentando. Ya se ha consolidado dentro del Top10 y se ha ganado el derecho a estar considerado como uno de los mejores tenistas del mundo. El trabajo ha dado sus frutos y en este 2022 está sublimando su acierto. De momento ya ha llegado su primer título, que no será el único.
La mano de Toni
Toni Nadal es una de las voces más autorizadas y respetadas en las últimas dos décadas del deporte de la raqueta. A base de sacrificio, exigencia, disciplina y valores fue capaz de crear a Rafa, la persona que iba junto al Nadal tenista. Y fruto de su trabajo, ambos salieron campeones.
El Nadal imparable en la tierra se adaptó también al cemento y a la hierba, a ser número uno, a tener lesiones y bajones. En definitiva, a luchar contra los avatares globales de lo que es una carrera en la élite. Y manteniéndose siempre por encima de todo eso, trabajando con humildad y con paciencia, Nadal ha conseguido sobreponerse a todo.
Lo último, su lesión crónica en el pie que no le ha impedido levantar su Grand Slam número 21. Además, lo hizo con una de las mayores remontadas de su carrera y a los 35 años, demostrando que esa mentalidad no tiene límites ni fronteras. Nada más ver triunfar a su sobrino en Australia, el propio Toni sentenció que espera que algún día su nuevo pupilo pueda llegar a demostrar algo de ese espíritu irreductible e inquebrantable.
Más allá de la diferencia en el carácter, en la personalidad y en el juego, lo que pretende Toni es repetir el modelo de su éxito. Construir un jugador y una persona de mente rocosa para que sea capaz de sobreponerse a todo lo que pueda pasarle. Incluso a perder ocho finales seguidas antes de entrenarse.
Toni aceptó este reto el pasado mes de abril y junto a Frederic Fontang se encarga de la preparación de este espigado tenista de 1,93 que posee todas las virtudes del juego. En menos de un año, los resultados saltan a la vista. En 2021 consiguió llegar a la final del ATP 250 de Stuttgart donde cayó derrotado frente a Marin Cilic. Después firmó semifinales en Halle y cuartos de final en Wimbledon, su primera gran aparición en un grande.
Meses después volvió a brillar en Cincinnati donde llegó hasta cuartos para después dejar la gran actuación de la temporada. En el US Open fue derrotado en semifinales por el que a la postre sería el campeón del torneo, Daniil Medvedev. Y cerró el año haciendo semifinales en Estocolmo. Los brotes verdes estaban ahí. Subida considerable en el ránking y resultados de mucho mérito.
Sin embargo, se estaba reservando lo mejor para este 2022. Arrancó el año ganando la ATP Cup tras doblegar a España en la final. Fue un torneo en el que cuajó una espectacular actuación y en el que demostró que se podía quitar ese mal fario que le perseguía en los partidos decisivos. Después rozó las semifinales del Abierto de Australia de donde fue apeado por Medvedev después de haber tenido dos sets a su favor.
Y ahora, a la octava ha llegado la vencida con ese primer título en Róterdam. Nadie ha ganado más partidos este curso que un Auger-Aliassime que de la mano de Toni Nadal está empezando a volar. Ya ha dado ese primer paso tan necesario y el que fuera entrenador del mejor tenista de la historia, está dando con la tecla para repetir de nuevo su modelo. La mentalidad 'nadalesca' de Felix está en proceso.
[Más información: Toni Nadal habla claro sobre la retirada de Rafa: "Escuché mil veces que su carrera iba a ser corta"]