Para alcanzar los cuartos de final en Indian Wells, Rafael Nadal tuvo que desactivar el potente saque de Reilly Opelka (7-6, 7-6), pero lo hizo abrazado a una versión opuesta a la que le vio debutar hace unos días, cuando remontó un 2-5 a Sebastian Korda en el tercer parcial de su partido de segunda ronda. Ya en cuartos, donde le espera Nick Kyrgios (avanzó tras la retirada de Jannik Sinner), el campeón de 21 grandes olfatea un título que redondearía aún más su fulgurante arranque de temporada: el español sigue sin haber perdido un encuentro (18-0) y ha ganado tres trofeos (Melbourne, Abierto de Australia y Acapulco). El tenista, sin embargo, se marchó del encuentro con las alarmas encendidas: durante el segundo set, su pie izquierdo le mandó mensajes negativos. [Narración y estadísticas]
“Hoy empecé bien, pero en el segundo set me sentí un poco peor”, reconoció luego Nadal. “Pude seguir adelante, pero no estoy en el momento de esconder cosas: hoy fue un poco peor. Es cierto que los últimos dos días el pie me ha estado molestando algo más. Es algo que puede pasar y lo sabemos”, prosiguió el español, que regresó en enero de este año tras estar cinco meses fuera como consecuencia de la enfermedad de Müller-Weiss, una displasia del escafoides tarsiano, la deformidad de uno de los huesos situados en el medio pie, esencial para la movilidad del mismo. “Hay que tratar de mantenerse positivo y pensar que va a ser el último torneo sobre pista dura. Ahora tendré que hacer el último esfuerzo para hacerlo lo mejor posible aquí. Ojalá el pie pueda seguir aguantando”.
A diferencia de sus otros dos duelos, en los que tuvo problemas al saque, el mallorquín inició el asalto al triunfo ante el estadounidense concentrado en un aspecto clave de su juego: la puesta en marcha de la bola. Con la premisa fundamental de mantener cada turno de servicio, consciente de lo carísimo que puede pagarse un break ante un sacador como Opelka, el número cuatro redobló las precauciones con su saque y eso le permitió vivir con tranquilidad cuando el marcador se apretó en el final de la primera manga, con ambos contrarios peleando a cara de perro en el desempate.
En ese tie-break, Nadal aprovechó la única muestra de debilidad de su rival, que había llegado hasta el 3-3 sin problemas, para dejar atrás un bombardeo de una hora que el mallorquín gestionó de manera inteligente, eligiendo bien los esfuerzos y midiendo los tiempos para desmantelar la potencia de fuego de Opelka, extraordinario en los desplazamientos a pesar de levantar 2,11m del suelo, impresionante su capacidad de correr hacia delante con esa percha.
Con todo controlado, Nadal vio cómo Opelka destrozaba su plan rompiéndole el saque en la segunda manga y llegando a tener pelota de 2-5. Entonces, el mallorquín sorprendió como siempre: llegó desde atrás (2-4), anuló la desventaja (4-4) devolviéndole el break a su oponente y se colocó por delante (5-4) para terminar celebrando la victoria en otro desempate que conquistó jugando de maravilla.
Espera Kyrgios. Casi nada.
“Nick es difícil en cualquier condición”, avisó Nadal. “Cuando está jugando bien y motivado es uno de los oponentes más duros. Mañana va a ser un partido duro, pero estamos en cuartos de Indian Wells. No podemos esperar otra cosa. Espero estar listo”.
[Más información - Gael Monfils, destrozado por la guerra: "Es difícil ver llorar a mi esposa todas las noches"]