Esto no es derribar barreras, esto es echar la puerta abajo. Al vencer a Casper Ruud este domingo en Miami (7-5, 6-4), Carlos Alcaraz ganó su primer Masters 1000 y se convirtió en el campeón más joven en los 37 años de historia del torneo. A un mes de cumplir los 19, el murciano conquistó una de las citas más prestigiosas del calendario y se impulsó hasta el número 11 del mundo, que será la posición que ocupe en la clasificación este lunes. El presente es aquí y ahora. [Narración y estadísticas]
“No tengo palabras para describir cómo me siento en este momento", acertó a decir Alcaraz sobre la pista. "Es muy especial ganar mi primer Masters 1000 aquí en Miami. Tengo un equipo increíble conmigo, al igual que mi familia,… Estoy muy feliz con la victoria”.
Después de recibir a primera hora del día una gran sorpresa con el regreso de su entrenador Juan Carlos Ferrero, que antes del torneo se marchó de vuelta a casa como consecuencia del fallecimiento de su padre Eduardo, Alcaraz afrontó la preparación con la tranquilidad de estar arropado por el técnico que ha pilotado su carrera desde los 15 años, cuando no era nadie en el circuito.
Al principio, ni tan siquiera la presencia del ex número uno del mundo templó al aspirante.
A diferencia del resto de la quincena, los nervios le ganaron el pulso a Alcaraz. El español arrancó tibio, dándole a Ruud la opción de ponerse por delante desde el inicio. Enganchado con su derecha, con la que encadenó varios errores no forzados consecutivos en ese arranque del encuentro, Alcaraz vio cómo su rival se colocaba 3-0 en un parpadeo, obligándole a remontar para no desengancharse de la pelea por el título demasiado pronto.
Aplacada la tensión, Alcaraz llegó al partido con 1-3, fabricándose una primera pelota de rotura que no pudo convertir. Eso, sin embargo, fue una señal para Ruud. Estoy a tiempo de arreglarlo, he espantado a los fantasmas, vamos a jugar. Desde esa declaración de intenciones, Alcaraz creció muchísimo, ganando en aplomo y desplegando un repertorio de golpes para los que el noruego no tuvo respuesta.
Del 1-4 al 7-5, el murciano redujo a Ruud mezclando agresividad (¡qué ganadores a la línea!), sutilezas (¡qué dejadas!) y mano (¡qué voleas!) para hacerse con la primera manga y poner rumbo al título de campeón abriéndose paso con firmeza a través de un segundo parcial que dominó desde el primer momento.
Entre lágrimas, Alcaraz celebró su primera tarde grande. Algo está claro: no será la última, ni mucho menos. Tiene 18 años y ya hay tenista para rato.