Boris Becker, ganador de seis Grand Slam, fue conducido a las celdas de la corte inglesa el pasado viernes. Acababa de ser sentenciado por la jueza Deborah Taylor a dos años y seis meses de cárcel, de los que cumplirá año y medio en prisión hasta optar a la condicional, por cuatro delitos financieros relacionados con su quiebra en 2017.
La sentencia se conoció después de que el pasado 8 de abril el tribunal de Southwark, en Londres, le hallara culpable de esos delitos, cometidos entre el 21 de junio y el 3 de octubre de 2017.
El jurado consideró probado que el ex número uno del mundo ocultó activos y préstamos por valor de unos 2,5 millones de libras (unos 3 millones de euros) para evitar así pagar sus deudas, que ascienden a unos 50 millones de libras (60 millones de euros).
Boris Becker ingresó en la prisión de HMP Wandsworth, la peor de todo Reino Unido. Allí solo pasará dos semanas, que pueden ser un infierno para él. Estará en un ala que cuenta con seis duchas para 86 celdas, de hasta seis presos cada una. Pasados los 15 días, será trasladado a una cárcel de Categoría C, de menor seguridad.
Como curiosidad, solo le separarán 3,2 kilómetros del All England Club, donde se celebra Wimbledon. De la hierba sagrada donde se fue campeón en tres ocasiones (1985, 1986 y 1989) a estar detrás de los barrotes de una peligrosa prisión.
'Wanno', como comúnmente se conoce la prisión de Wandsworth, es un complejo carcelario de 170 años de categoría B. Está superpoblado por más de 1.300 reclusos y castigada por el consumo de drogas y los problemas de salud mental de presos que llegan a pasar 22 horas totalmente encerrados.
Jake Ryan y Mark Hookham explicaron en The Mail On Sunday la situación de la prisión: "Ratas, violencia endémica, abuso de drogas desenfrenado y presos que están encerrados en sus celdas durante 22 horas al día: así es la vida dentro de la prisión victoriana en ruinas que Boris Becker ahora llamará hogar".
El medio británico añade algunos datos de interés. Uno que refleja la dureza de la vida en esta cárcel es el siguiente: las 1.295 veces que los funcionarios de la cárcel tuvieron que recurrir al uso de la fuerza... solo entre 2020 y 2021.
Un relato sobre Wandsworth
Chris Atkins, cineasta y antiguo preso de Wandsworth, describió así la cárcel en un libro: "Gritando, golpeando, gruñendo, ladrando, amenazando, despotricando, riendo, gimiendo, discutiendo, peleando, aullando, llorando. Es como si alguien hubiera descargado todos los efectos de sonido y los estuviera reproduciendo a todo volumen a la vez. El ala de la recepción parece que tuvo una reforma por última vez en 1895 cuando Oscar Wilde estuvo aquí... encarcelado por homosexualidad".
"Los presos en su mayoría parecen tener una enfermedad mental grave, estar locos por las drogas o ambos. Wandsworth es una prisión muy violenta, pero si mantienes la cabeza gacha y no te involucras en drogas, deudas y toda la política de las galerías, en realidad no es tan peligroso", escribió Atkins sobre su experiencia en Wandsworth.
[Más información: Qué fue de Boris Becker: la leyenda del tenis que acabó en la quiebra y protagonizó un escándalo sexual]