El domingo por la noche, después de que Rafael Nadal sobreviviese a Felix Auger-Aliassime en cinco sets para citarse con Novak Djokovic en los cuartos de final de Roland Garros, Carlos Moyà se refugió en su habitación y buscó en YouTube los últimos dos cruces que el español disputó ante el serbio en París, en 2020 (victoria) y 2021 (derrota).
Para entonces, el partido de los partidos ya estaba en marcha: mientras el campeón de 21 grandes se recuperaba de las 4h21m de desgaste en octavos, su técnico repasaba los dos últimos enfrentamientos con el número uno para buscar algún agujero que le ayudase a plantear el desafío.
"Cada encuentro es una historia distinta", avisó el mallorquín. "El año pasado veníamos tras haber ganado la final de Roma, y acabó perdiendo. En 2020 llegábamos en una situación diferente, y le pasó por encima. No creo que nada de lo que ocurrió en 2021 tenga impacto este martes", prosiguió. "Más allá de tácticas, hay que jugar a un alto nivel de tenis: irá bien para nosotros si Rafa compite como en los tres últimos juegos del encuentro ante Auger-Aliassime. Hay que mantener esa intensidad durante todo el tiempo para tener opciones".
Historia del tenis
Nadal y Djokovic han jugado 58 veces (30-28 para el serbio), más que ninguna otra pareja de rivales en toda la historia. Nueve de esos cruces han sido en Roland Garros (7-2 gana el español). Por eso, y solo por lo que dicen los precedentes en París, el mallorquín debería tener algo ganado antes de empezar.
"Creo que el partido que mejor he jugado contra Djokovic aquí fueron las semifinales de 2008", recordó Nadal. "Evidentemente, ha habido otros partidos como la final de 2020. Era difícil imaginar el nivel al que jugué ese día, probablemente una de las mejores finales que he jugado en este torneo. Ha habido otros momentos especiales como las semifinales de 2013 que acabaron 9-7 en el quinto set", rememoró.
"Por la evolución que llevamos uno y otro estos últimos meses, está claro que él llega en una situación mejor, pero en el deporte cualquier cosa puede pasar", dijo Nadal. "Junto al partido de 2015, esta es la otra ocasión que me he enfrentado a Djokovic aquí siendo el más claro favorito. Las otras veces o lo era yo, o estaba al 50%".
Favorito
"Para mí, en tierra batida Rafa siempre es el favorito, incluso cuando se retire", le siguió Moyà. "Está claro que soy parte de su equipo y me cuesta ser imparcial. Siempre esperamos lo mejor de Nadal y creo que mañana va a sacar su mejor versión para poder ganar. Es un partido muy duro, pero creemos que está preparado", añadió. "Es Djokovic, sí, pero en nuestro equipo está Nadal", subrayó. "Siempre confío en que Rafa tenga un as en la manga".
Ese optimismo arrollador es gasolina emocional para Nadal, acostumbrado a encontrar en su entrenador un apoyo inquebrantable en cualquier circunstancia.
"A veces se ríe de mí", bromeó Moyà. "Es mi manera de ser, mi forma de afrontar la vida. Eso no va a cambiar. Y estando con él, mi visión es más realista que optimista. Mi confianza en Rafa es plena. Soy optimista y positivo en la vida en general, pero en su caso soy realista".
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