París

"Es obvio que no puedo seguir jugando en las circunstancias en las que estoy, así que voy a tratar de encontrar una nueva solución". Tras la Copa de los Mosqueteros, que descansa en la mesa de la sala de prensa de Roland Garros, Rafael Nadal habla abiertamente de su último movimiento en la batalla que lleva tiempo librando contra la enfermedad de Müller-Weiss, una displasia del escafoides tarsiano que sufre desde 2005 en su pie izquierdo, y que se ha vuelto intolerable tras la pandemia de la covid-19.

Sí, Nadal acaba de alcanzar los 22 títulos de Grand Slam al tumbar a Casper Ruud en París. Sí, el mallorquín ha conquistado los primeros grandes del calendario en 2022 (también el Abierto de Australia), confirmándose como el gran dominador del circuito. Y sí, salta a la vista que este tenista no puede seguir compitiendo así. "Vamos a hacer un tratamiento que consiste en una intervención en los nervios, quitándome el dolor", se arrancó Nadal ante los periodistas, con el rostro cubierto por una gorra negra.

"Son unas inyecciones con radiofrecuencia pulsátil que me podrían ayudar a disminuir las sensaciones en el pie. Si conseguimos desinhibir el nervio, dejarlo tocado y medio dormido, también quitaremos el dolor permanente", prosiguió el español. "Aunque me deje el pie con poca sensibilidad, si disminuye el dolor, ya sería un gran paso. Hay que confiar y confiaremos".

Nadal se realizará ese tratamiento durante la próxima semana, en una fecha aún por confirmar. Lo hará de la mano del doctor Ángel Ruiz Cotorro, su médico de toda la vida y la persona que ha pilotado la estrategia para que el mallorquín compita sin dolor en Roland Garros (dos inyecciones a distancia en los nervios del pie antes de cada partido combinadas con antiinflamatorios para hacer desaparecer la sensibilidad de la extremidad). 

Nadal, sin embargo, sabe que ese plan puede salir mal. "Debo ser realista si el tratamiento no funciona", dijo el campeón de 22 grandes. "Tengo muy claro lo que hay, y son diferentes opciones, pero me lo reservo. Eso es un planteamiento de vida mío. No sé si compensa hacer según qué cosas o deja de tener sentido. Voy a estar positivo con lo que viene", continuó el español.

"Una operación probablemente no me aseguraría nada del todo. Podría mejorar, pero quizás no me daría la posibilidad de seguir. Tengo que hablar conmigo mismo con mucha calma y tomar la decisión de si llegaría a compensar estar parado muchos meses, diría que medio año, sin tener ninguna seguridad… Tendría que entenderlo mejor todo".

Nadal, tras ganar la final de Roland Garros. Benoit Tessier REUTERS

Así, con el paso por el quirófano aparcado hasta ver cómo evolucionan los acontecimientos con el primer tratamiento, Nadal tiene el deseo de volver a Wimbledon (no juega desde 2019) para buscar otro trofeo más en el templo de la hierba (ha ganado dos veces, en 2008 y 2010). "Voy a estar en Wimbledon si mi cuerpo está listo para estar en Wimbledon", avisó el balear, consciente de que el tercer grande de la temporada arranca el 27 de junio.

"No es un torneo que me quiera perder. He tenido mucho éxito allí y he vivido emociones increíbles, pero no puedo dar una respuesta clara. Con antiinflamatorios puedo seguir jugando, pero no con inyecciones que anestesian el pie. No quiero ponerme en esa situación de nuevo. Puede pasar una vez, pero no es una filosofía de vida que quiera seguir. Espero que las cosas vayan bien, seamos positivos y tengamos confianza en el tratamiento".

Tras la victoria en Roland Garros, Nadal se juega su futuro a corto plazo en los próximos días: a los 36 años, su deseo es seguir jugando mucho tiempo, pero las limitaciones que le impone el pie marcarán su hoja de ruta definitiva.

[Más información: Nadal, la épica de la felicidad y una idea sobre su futuro]

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