La nueva confesión de Kyrgios sobre su último partido frente a Nadal no ha dejado indiferente a nadie: "Mi agente tuvo que venir a sacarme de un pub a las cuatro de la mañana para jugar la segunda ronda ante Nadal en la pista central de Wimbledon, y yo con cara de enfado".
"He recorrido un largo camino desde entonces, he cambiado mucho al respecto. Tengo hábitos diarios que son buenos, tengo un equipo de apoyo increíble. Mi fisio es uno de mis mejores amigos. Mi agente es mi mejor amigo. Tengo también a la mejor novia del mundo. Tener a tanta gente alrededor buena te hace mejorar en ciertas cosas. Ahora estoy aquí sentado habiéndome clasificado para los cuartos de final de Wimbledon" ha explicado.
Sin embargo, en lo que va de Wimbledon ya ha protagonizado dos de los altercados más sonados del torneo. En su partido contra Paul Jubbs admitió que escupió a un aficionado al acabar el partido porque le insultó durante el encuentro: "Ha sido una falta de respeto. Alguien me insultó, me dijo que era una mierda, desde el público. ¿Es eso normal? No. No entiendo porque ocurre todo el tiempo", dijo Kyrgios tras el partido.
"Amo Wimbledon. No tiene nada que ver con el torneo. Es simplemente una generación de gente que se cree que por estar en redes sociales tienen derecho a decir lo que quieran y lo siguen haciendo en la vida real. Porque hay una valla y físicamente no puedo hacer nada, ni decir nada, porque me metería en problemas". Por si fuera poco, apareció en la rueda de prensa con un plato de sushi al que le iba echando salsa según los periodistas le iban haciendo preguntas.
Pero las aventuras del australiano en la hierba londinense no han acabado ahí. En el duelo de este sábado frente a Tsitsipas, el griego dio un raquetazo que envió una bola a la grada a gran velocidad tras errar un punto. Kyrgios acababa de adjudicarse el segundo set y el griego no lo aceptó de la mejor manera, hasta el punto de que el australiano pidió la presencia del supervisor y que Tsitsipas fuese descalificado por su acción.
A partir de ahí, los dos intercambiaron gestos poco cariñosos. El griego intentó golpear en un par de ocasiones al australiano cuando tuvo la posibilidad de rematar al borde de la red y este respondía con irónicas sonrisas cada vez que firmaba algún punto comprometido.
Hasta el momento esa ha sido la aportación de Kyrgios en el Grand Slam británico, en el que sigue adelante y en el que además se perfila en el horizonte como el hipotético rival más duro para Nadal antes de llegar a la final.
Precedentes con Nadal
Este mismo año en Indian Wells y precisamente contra Rafa Nadal, Kyrgios volvió a perder los papeles. Estuvo a punto de golpear a un recogepelotas, volvió a romper la raqueta y gritó en numerosas ocasiones cosas poco decorosas por las que fue sancionado. Otros 25.000 euros.
No era la primera vez que en un partido entre los dos tenistas sucedían este tipo de situaciones dantescas. En 2019 Kyrgios ya había conseguido encender a Nadal en el torneo de Acapulco, Kyrgios levantó tres bolas de partido para acabar imponiéndose tras un partido vibrante. La cuestión de la polémica fue un saque de cuchara (otra gesto marca de la casa del australiano) que no gustó nada al español, que le recriminó después en rueda de prensa que no tenía "respeto al público, al rival y hacia sí mismo".