Ni el inhumano umbral del dolor de Rafa Nadal lo podía soportar. Su victoria del miércoles contra Taylor Fritz, con un dolor abdominal punzante, fue un milagro. Volver a someterse a ese castigo este viernes contra Nick Kyrgios era un salto al vacío. La retirada del manacorí en Wimbledon tiene fácil explicación: su carrera estaba en juego.
Nadal tiene una rotura de siete milímetros en el abdomen. Así lo confirmaron las pruebas médicas que le realizaron este jueves. Él quería jugar, pero tras probarse en un entrenamiento suave junto a Marc López comprendió que lo correcto era dar un paso al lado. Que la lesión fuera a más habría sido fatal para el futuro del tenista de 36 años.
Rafa no tiene acostumbrado a nadie a retirarse de un torneo sin jugar. Solo ha ocurrido cinco veces antes en su carrera. Su padre Sebastián y su hermana María Isabel se lo pedían por favor el día de los cuartos de final. La voz de su familia también ha pesado en la decisión de no jugar en la pista central del All England Club (AEC) y tomarse un tiempo de descanso.
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"El músculo abdominal sufre una extensión bastante acusada y una contracción muy violenta cuando se hace el saque", explica Javier Muniain a EL ESPAÑOL. Él es fisioterapeuta con más de una década de experiencia en el circuito profesional del tenis. Ha pasado por todos los grandes torneos, incluido Wimbledon, y conoce bien esta lesión "que es de las más comunes en los tenistas". Pero advierte de sus peligros.
"Cuando una fibra está rota, el músculo pierde eficacia. Bien por el dolor o porque la fibra no está bien y no hay una contracción correcta. Cada vez que se hace un esfuerzo para ir a por la bola, el dolor es brutal y la rotura puede ir a más", explica. Es en el saque cuando principalmente actúa el músculo recto -"la tableta"-, que es donde tiene Nadal la rotura de siete milímetros.
Así afectó la lesión a Nadal
Rafa suele llevar su primer saque en torno a los 185 kilómetros por hora. Es su media y una cifra en la que más o menos se ha enmarcado durante el resto de Wimbledon, bajando algo ya que las molestias empezaron en la primera semana. Pero ante Fritz cayó drásticamente hasta 172 km/h fruto del fuerte dolor abdominal que sentía.
Los porcentajes en la velocidad de saque de Nadal durante su partido de cuartos en el AEC reflejan lo que tuvo que pasar. En el primer set iba todo normal, pero al final de este empezó a caer. Los problemas se confirmaron en el segundo, descendiendo más de 10 km/h la potencia de su saque. En el tercero y el cuarto, aquí ya de forma más deliberada para protegerse, la cifra bajó todavía más. Rozó una diferencia de 20 km/h.
Y aún así, Rafa aguantó todo el partido y ganó. La explicación está en la gestión táctica que hizo de la situación. Consciente de su problema abdominal, que le impedía sacar bien de forma abierta, pasó a hacerlo más hacia la T o al cuerpo del rival. Readaptó su saque, y su juego en general, buscando un movimiento fluido sin forzar el abdomen. Lo consiguió, ya que acabó el partido más cómodo de lo que se encontraba en otros momentos del mismo.
Todavía se aprecia mejor comparando la dirección de saque respecto al partido contra Lorenzo Sonego, en tercera ronda, cuando mejor ha estado en este aspecto durante todo el torneo. Los porcentajes varían de un choque a otro, reflejando la realidad asumida por Nadal respecto a sus problemas.
"Me daba un latigazo ahí abajo, para ser claro. No es algo que me moleste para jugar de fondo al cabo de un rato, pero cuando acabo de sacar, ese latigazo no se va instantáneamente, se queda y los siguientes dos golpes los doy con problemas", explicaba el propio Nadal en la rueda de prensa posterior al partido contra Fritz.
Nadal encontró la manera de jugar 'bien' y logró llevarse la victoria en el super tie-break final. Sin embargo, jugando así tenía pocas opciones de ganar este viernes a Kyrgios y era un gran riesgo el que asumía. "Si eso hubiera ido a más, Rafa se tendría que retirar", dice con rotundidad el fisio Muniain a este diario. Por las manos de Javier han pasado leyendas de este deporte como Roger Federer o Andy Murray.
La lesión de Nadal, si crece, puede causar un dolor bastante fuerte que te llega a incapacitar
Una rotura de fibras, en un caso abdominal, requiere de dos a tres semanas de recuperación. "Tiene que parar el esfuerzo y no realizar ningún gesto brusco", explica Javier. Si se respetan los tiempos, la herida debería curarse con normalidad y no causar problemas futuros -pues "la cicatriz es bastante fuerte y no se suele romper"-.
Seguir jugando, al contrario, es un gran peligro. Que la rotura vaya a más puede ser fatal: "Puede causar un dolor bastante fuerte que te llega a incapacitar. Tendrías que dejar de jugar. El dolor no te lo permitiría", insiste el fisio español. Conocedor de esto, la decisión tomada por Rafa Nadal y su equipo este jueves en Londres era la lógica.
Es la cuarta vez que Nadal tiene una lesión abdominal. Nada fuera de lo común: "El detonante suele ser un gesto brusco, pero también puede surgir por llevar una sobrecarga o un cúmulo de entrenamientos y partidos y de tensión. Eso predispone a que en ese gesto brusco, se termine por romper", cuenta Javier Muniain sobre la lesión que sufre el ganador de 22 Grand Slam. No habrá 23 por ahora.
"No puedo arriesgar más aún y estar 2-3 meses fuera de las pistas", decía Nadal en el anuncio de su retirada de Wimbledon. Ese tiempo de baja, a estas alturas de su carrera, sería dramático. "Es algo muy duro para mí y esta es mi decisión, tengo que vivir con ella. Estoy muy triste, no puedo decir otra cosa", explicaba.
Dos centímetros de rotura en 2009
Rafa conoce en sus propias carnes lo que ocurre cuando se fuerza en esta situación. Ocurrió en 2009, durante el US Open, cuando jugó con una rotura en el abdomen de seis milímetros -casi como ahora- y esta se acabó abriendo hasta superar los dos centímetros. Entonces tenía 23 años, trece menos que ahora.
A la cita neoyorquina llegó arrastrando las molestias de otros dos torneos previos -Montreal y Cincinnatti-. Su discurso era casi idéntico al de los últimos días: "El abdominal me ha estado matando". Incluso aquella vez también tuvo que variar su saque como ante Fritz para poder jugar: "He tenido que cambiar y sacar hacia el medio porque si intentaba hacer un saque abierto no podía con el abdominal", decía en 2009.
Bien por su menor grado de experiencia o bien por la categoría del rival de ese día, Juan Martín del Potro, Nadal no pudo ganar aquel partido del US Open como sí lo hizo ante Fritz en Wimbledon. El argentino venció esa semifinal por un triple 6-2 y luego se llevó el título imponiéndose a Roger Federer. La historia se pudo haber repetido con Kyrgios.
Nadal, milagrosamente, no estuvo ni siquiera un mes sin jugar. Calcar eso ahora sería un imposible, ya que su cuerpo no puede recuperar igual de bien que lo hacía cuando era un veinteañero. Las dolencias abdominales volvieron a surgir en su cuerpo casi una década más tarde, en 2018, en un entrenamiento previo al Masters 1.000 de París. Un año después, Rafa no jugaría la final de ese mismo torneo por idéntica razón.
Toca parar. Nadal espera que sean solo unas semanas. Quiere seguir con el calendario que tenía en mente y para ello ha de recuperarse bien el abdominal. El pie izquierdo, como él mismo ha confirmado, le va respetando por ahora. Su gran preocupación sigue estando ahí. "La posibilidad de retirarme continúa en mi mente", reconocía este jueves. Para que no sea forzado a ello deberá seguir tomando decisiones como la de ahora.