Wimbledon es un torneo especial, y no solo porque sea uno de los cuatro Grand Slam del circuito de tenis, sino porque, además de serlo, lo hace con sus propias normas. El único 'grande' que se disputa sobre hierba es bien conocido por sus tradiciones y por su extremo cuidado con todos los detalles que rodean al torneo.
En su última edición, que terminó hace unos días, la pelota sonrió a Djokovic, que levantó su 7º trofeo en Londres ante un Nick Kyrgios muy batallador. En esa final se utilizaron muchas pelotas perfectamente preparadas para soportar los raquetazos de los dos tenistas. y si alguna sale defectuosa o se rompe, no hay problema, Wimbledon cuenta con un total de 55.000 pelotas para su torneo.
El principal motivo para tal cantidad de pelotas es el rápido deterioro que sufren las bolas tras ser golpeadas y expuestas a distintos elementos, como el sol. Antes las pelotas eran blancas, pero la llegada de la televisión hizo que se usaran las de color amarillo. Curiosamente, fue Wimbledon el último torneo en adoptar este color: hasta 1986 las bolas del All England Tennis Club eran blancas.
Los recogepelotas, niños y niñas, solo tienen seis pelotas en circulación en cualquier momento durante un partido. Hay tres pelotas por lata, y las dos primeras latas están en juego para el primer calentamiento y siete juegos de un partido. A partir de entonces, las bolas se cambian cada nueve juegos.
"Tenemos una tienda que está absolutamente repleta al comienzo del torneo, y ahora, incluso cuando queda una semana, parece que todas las pelotas se han ido", dijo Andy Chevalier en Los Ángeles Times, gerente de distribución de pelotas de Wimbledon.
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"A medida que perdemos competidores, y que los partidos se acortan porque los juveniles solo juegan tres sets en lugar de cinco, parece que apenas te quedan pelotas".
Precisamente la marca que provee de pelotas a Wimbledon, Slazenger, tiene un estrecho y prolongado vínculo con el torneo británico. La asociación entre Slazenger y Wimbledon existe desde 1902, lo que la convierte en el patrocinio de más larga duración en el tenis con 120 años.
Diferentes pelotas según el Grand Slam
Una simbiosis que rivalizaba con la de la marca de bebidas Robinsons. La marca había esponsorizado el torneo desde 1935, siendo este uno de los patrocinios más longevos de la historia del deporte, pero ya no es uno de los principales partners del torneo.
"Las pelotas son muy importantes y cambian. Son muy diferentes del Abierto de Francia a lo que juegan en el Abierto de EEUU. No hay dos marcas de pelotas de tenis exactamente iguales", dijo Pam Shriver, cinco veces campeona de dobles de Wimbledon. Roland Garros y el US Open usan bolas de la marca Wilson, y el Open de Australia utiliza Dunlop.
Uno de los momentos más característicos de los partidos de Wimbledon es el del cambio de bolas. En realidad, al ser la circunstancia parte del reglamento del tenis, la acción se ejecuta en todos los torneos, pero en Wimbledon tiene un ritual especial, con los recogepelotas abriendo los botes de acuerdo a un protocolo y distribuyendo las bolas entre sí.
Aparte de los fabricantes, las pelotas que pueden parecer idénticas al ojo inexperto pueden tener diferencias significativas desde la perspectiva de un jugador. Es por eso que los jugadores, y particularmente los hombres, generalmente piden que les lancen tres bolas antes de servir, las examinan de cerca, luego eligen una para guardarla en un bolsillo y otra para descartar.
Cabe destacar que debajo de la silla de cada árbitro de Wimbledon hay botes de pelotas denominados 3, 5 y 7. Son bolas que se han utilizado durante aproximadamente tres, cinco o siete partidos. Si una pelota es golpeada hacia la multitud y necesita ser reemplazada, el árbitro le pedirá a un recogepelotas una de las pelotas en circulación y luego buscará emparejarla con un 3, 5 o 7 en condiciones similares.
Y así hasta que acaba el torneo. En ese momento las pelotas usadas en los partidos se entregan en un quiosco en los terrenos de Wimbledon y se venden a los aficionados a un precio de entre cuatro y siete euros. Además, como novedad este año, las pelotas usadas también se venden en la web oficial del torneo a nueve euros y con una pequeña peana decorativa. La organización destina después esas ganancias a obras de caridad.
Colaboración benéfica
De hecho, el destinar la recaudación de la venta de bolas usadas y toallas también forma parte de la historia de Wimbledon. La organización colabora con distintas organizaciones benéficas, como la LTA, el organismo rector del tenis en Gran Bretaña. En 2020, con motivo del coronavirus, Wimbledon donó el dinero que ganó con esta campaña para alentar a las personas a volver a la cancha y promover la accesibilidad al tenis sea cual sea su situación.
También se asoció con la organización benéfica oficial de AELTC y The Championships: 'Youth Sport Trust', el socio benéfico nacional de la Fundación y proveedor del programa 'Set for Success' para 14-16 años, que ayuda a los jóvenes a adquirir habilidades para la vida y el liderazgo.
Otro colaborador benéfico de Wimbledon es Crisis, una organización benéfica que trabaja para ayudar a las personas que se han visto afectadas por la falta de vivienda y que han sido alojadas durante la pandemia de coronavirus, pero que carecen de artículos básicos para el hogar.
Wimbledon también ha apoyado con estas donaciones a las personas con dificultades para acceder a los suministros de alimentos, apoyando a quienes enfrentan dificultades financieras y buscan empleo, y brindando apoyo a quienes luchan contra la mala salud mental.
Además, Wimbledon está asociado de manera habitual con otras grandes organizaciones y fundaciones, como la Cruz Roja Británica, NHS Charities Together y The Royal Foundation.
Wimbledon, lugar de tradiciones
Pero más allá de toda la liturgia que rodea a las pelotas y las donaciones, hay otras muchas tradiciones por las que es mundialmente conocido el torneo. Seguramente la más destacada sea la obligatoriedad de jugar completamente de blanco, algo que se suele cumplir sin mayor problema. Aunque se recuerdan algunos momentos de tensión, como el capítulo de André Agassi, que se negó a jugar entre 1988 y 1990 por esta normativa.
Además, está prohibida la publicidad de cualquier tipo en las pistas (no existen vallas publicitarias) y tampoco se pueden utilizar en el vestuario ni en el atuendo de los jugadores, tan solo la marca de la firma deportiva que vistan.
Otra tradición destacada es la de comer fresas con nata. Por ejemplo en 2016 se recogieron 28.000 kilos de esta fruta, es decir, 1,4 millones de fresa en las granjas de Huge Lowe.
En lo que se refiere al cuadro femenino, las jugadoras son nombradas delante de su apellido con un 'Miss' si son solteras o 'Mistress' si están casadas, aunque esto no ocurre con los hombres, a los que sencillamente se les llama por el apellido.
También existe la prohibición de jugar partidos durante el 'middle sunday', es decir, el primer domingo del campeonato, aunque en 2021 se hizo una excepción. La polémica también ha rodeado a esta normativa, ya que las cadenas de televisión con los derechos del torneo consideran que es una forma de desaprovechar la audiencia en un día festivo. A partir de 2022 esta tradición dejará de realizarse.
No es raro ni casual ver también a miembros de la familia real británica en el palco del All England Club, y es que Wimbledon es el único evento deportivo patrocinado por la realeza. Una curiosidad más que hace de este 'grande' un campeonato verdaderamente especial para jugadores y aficionados.