Así se entra en la historia: jugando alegre, siendo valiente, dando espectáculo, sin renunciar nunca al ADN. Carlos Alcaraz se proclamó campeón de su primer Grand Slam este domingo en el Abierto de los Estados Unidos al derrotar a Casper Ruud (6-4, 2-6, 7-6, 6-3) y se convirtió en el número uno más joven de la historia, el cuarto español que llega a lo más alto tras Carlos Moyà, Juan Carlos Ferrero y Rafael Nadal. El murciano consiguió ese doble premio tan importante yendo a por la final desde el primer momento, haciendo que todo pasase por su raqueta, anunciando el relevo a lo grande: Alcaraz ya está aquí para pelear por todo como uno más. [Narración y estadísticas: Alcaraz - Ruud]
Después del desgaste físico de conquistar tres partidos consecutivos en el quinto set, y lidiando con un puñado de nervios por la oportunidad en juego, el español apareció en la Arthur Ashe para medirse a Ruud (2-0 en el cara a cara) sabiéndose favorito, como era evidente, como no podía ser de otra manera.
El noruego, finalista este año en Roland Garros, aterrizó en el cruce olfateando el mismo botín que su contrario: su primer grande y el trono de la clasificación. Ruud, sin embargo, estuvo siempre muy lejos de la victoria, pese a llegar al encuentro como un tiro tras ir sorteando contrarios durante todo el torneo hasta colocarse en una posición que seguramente veía muy lejos a principio del año, a solo un triunfo de abrirse las puertas de lo imposible.
Con el apoyo de una grada a la que ha ido enamorando partido a partido, Alcaraz atacó el trofeo a palo limpio. Ruud lo esperaba, claro, pero el número siete no pudo hacer mucho ante el aluvión de golpes ganadores que se le vino encima, fabricados con mala baba por un rival en estado de gracia, imparable y con la adrenalina por las nubes.
Desde el primer punto hasta el último, Alcaraz sufrió más para contener las emociones que para exhibir una versión competitiva. Mandando desde el inicio (3-1 de entrada), el murciano derribó con su poderoso juego que sentó las bases del resto de la final, asaltada por el noruego cuando se hizo con la segunda manga aprovechando un momento emocionalmente difícil del murciano, y creando dudas en la cabeza de su rival.
Ante eso, Alcaraz respondió arrollando (2-0 de arranque en la tercera manga) para mandarle un mensaje a Ruud: si me quieres ganar, vas a sufrir. El noruego aceptó el desafío: aquí estoy, preparado para lo que venga (2-2). Y lo que vino fue un desempate tremendo, con Alcaraz salvando antes dos pelotas de set y devorando luego al noruego en un arreón que le llevó a conquistar el trofeo por todo lo alto.
Impresionante. La historia ya se conjuga en presente.